Ejemplares

O por lo menos sirven como ejemplo de lo que no se debe hacer. La imagen muestra a un José Fernando de chándal informal con un cigarrillo en la boca, no sea que alguien llegue a creer al muchacho capaz de practicar otro deporte que la desigual lucha de tres contra uno a la puerta de un club de carretera y cargado hasta el culo de cocaína. Ahí no ha sido tan extremista la muchacha adoptada por la Pantoja, que se dejó embarazar a los diecisiete años para dar ocasión a su señora madre de contarnos a todos que el hijo era deseado u fruto de una profunda reflexión, aunque lo que me parece a mi es que fue más profunda otra cosa. Se conoce que D. Alberto Isla tiene algo con sus dieciocho años para formar pareja con la hija adoptiva más popular del momento y ser padre de otra criatura de apenas dos años fruto de una relación anterior; la verdad es que el chico ha corrido, no cabe duda.

Mientras el Sr. Ortega disfruta de una pensión a cuenta del erario público, al muchacho, que no debe andar escaso de medios económicos, lo pillan con siete gramos de cocaína, límite para no ser considerado tráfico y solucionar la papeleta, nunca mejor dicho, con una multa de trescientos euros, que tampoco le debe importar demasiado. El problema está en su firme propósito, o eso nos decía, de no caer de nuevo en el vicio de las drogas y rehabilitarse en un centro especializado en el que llegó a permanecer la increíble suma de tiempo de siete días. Si es que no hay como la fama para ser especialmente receptivo a las terapias de grupo.

Spain is different.