La imagen que tengo construida de Medardo Fraile como autor de relatos no es demasiado completa, así que me sumerjo en las páginas de Ejemplario (1979)… que tampoco me termina de aclarar mucho las cosas. El libro, según confiesa el propio autor, pretende ser una antología personal sobre el total de su obra hasta entonces; y es precisamente esa consideración la que me desconcierta (casi diré que me defrauda) más: si estas narraciones constituyen lo que Fraile considera lo más representativo de su producción, entiendo que no es narrador de mi gusto. Ese aire entre lo inconcluso, la pincelada y el carpetovetonismo siempre me ha dejado bastante frío cuando lo he contemplado en un libro.
Creo que “El mar” cobija una buena metáfora; y que “El rescate” (ese cuento en el que un anciano viudo vuelve al pueblo donde lo estafaron y pide limosna hasta que, entre todos y de forma inadvertida, salden la deuda que tienen contraída con él y con el espíritu de su esposa) es una auténtica maravilla.
Lo demás, con todos mis respetos, resulta olvidable.