A continuación os proponemos un ejercicio de auto-relajación para conseguir ese estado alterado de consciencia que nos ayuda a poder relajarnos y sentirnos mucho mejor.
Este ejercicio de relajación está basado en lo que se denomina auto hipnosis y que utiliza nuestros sentidos y la atención plena para llevarnos de una forma rápida a un estado de relajación beneficioso para nuestra mente y cuerpo.
Auto relajación por auto-hipnosis
Busca una posición cómoda, a ser posible sentado y no tumbado, salvo que desees dormite y para eso estés utilizando este ejercicio.
Realiza previamente diez respiraciones abdominales para acceder más fácilmente aun primer estado de relajación, puedes consultar como realizar este tipo de respiración aquí (la respiración en la relajación).
Durante este ejercicio puedes cerrar los ojos de forma deliberada, utilizando tu imaginación en vez de la visión real a través de los ojos.
Auto hipnosis para relajarse
Presta atención visual a tres cosas que te rodeen, sin cambiar el foco de visión, es decir, sin mover mucho la cabeza y mentalmente repítelas, por ejemplo me puedo fijar en una vela y digo:
- Veo el movimiento de la llama….
- Veo los cambios de color que se produce en la llama...
- Veo cómo va cayendo la cera...
Ahora nos fijamos en tres cosas auditivas, tres cosas que escucho, que puedo escuchar en mi mente e interiormente repito, por ejemplo.
- Escucho a la gente hablando en la calle….
- Escucho el sonido de la caldera...
- Escucho el sonido de la música q he puesto....
Pasamos ahora a tres cosas cenestésicas, que sentimos, presto atención a lo que siento y mentalmente repito, por ejemplo.
- Siento la espalda apoyada sobre el respaldo de la silla...
- Siento calor o frio en algunas zonas de mi cuerpo...
- Siento las manos apoyadas en el abdomen...
Volvemos a repetir el proceso y empezamos con lo visual, esta vez solo dos afirmaciones, es indiferente que sean distintas a las anteriores o pueden ser las mismas, déjate llevar por las sensaciones y deja libertad a tus sentidos de explorar.
- Veo el color de la cera...
- Veo el recipiente donde está la vela…
Ahora nos fijamos en dos cosas auditivas y por ejemplo.
- Escucho el sonido del viento sobre la ventana…
- Escucho mi propia respiración…
Pasamos a dos cosas cinestésicas o de sentimiento, por ejemplo.
- Siento mis ojos como se van cerrando poco a poco…
- Siento hormigueo por determinadas partes de mi cuerpo…
Y finalmente volvemos a repetirlo con una sola afirmación, seguramente durante el proceso tengamos la necesidad de cerrar los ojos, así que lo hacemos y cuando nos toque visualizar simplemente imaginamos o dejamos que nos afloren pensamientos.
- Veo la luz de la vela…
- Escucho mi respiración…
- Siento los pies en el suelo…
En ese instante, analizamos cual de nuestros dos brazos está más ligero, focalizamos nuestra atención en él, y empezamos a subirlo lentamente hasta que llegue a nuestra cara, a medida que lo vamos subiendo nos vamos sintiendo más relajados.
Llegados a la cara, podemos auto masajearnos la coronilla, la frente, acariciar los lados de la cara, seguir por el cuello y simplemente dejarnos fluir.
Es posible que tras las tres últimas afirmaciones hayas entrado directamente en un estado de relajación total, por lo que no es necesario que continúes haciendo el resto del ejercicio porque ya has conseguido la meta que deseabas, una total relajación y un momento importante de paz mental.
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