Ejercicio y obesidad infantil

El ejercicio como medio para tratar la obesidad infantil

La obesidad es un desorden metabólico que provoca múltiples problemas de salud y que en los últimos años ha generado en una gran cantidad de países del mundo incluyendo el nuestro, un aumento desmesurado en los costos para su tratamiento medico, así como de las enfermedades asociadas a esta condición. Peor aún dicha problemática ha pasado a ser algo que se presentaba solo en los adultos y que ahora es común observar en muchísimos niños y jóvenes que desde edades tempranas sufren ya las secuelas que acarrea consigo.

El indicador más utilizado para definir la obesidad es el índice de masa corporal (IMC), este da un preámbulo general sobre como se encuentra la composición corporal de una persona y clasifica como sobrepeso cuando el valor calculado se encuentra entre 25 Kg/m² y 29,9 Kg/m², mientras que valores entre 30 Kg/m² ó más son considerados como obesidad; sin embargo, muchas veces la información que brinda este indicador es insuficiente ya que no permite determinar con exactitud cual es la distribución de ese “sobrepeso” u “obesidad” respecto al peso de la persona, y es ahí donde surge la necesidad de emplear pruebas más exactas que brinden detalladamente dicha información; el cálculo del porcentaje de grasa corporal es un buen ejemplo de ello, no obstante las tablas de clasificación que hoy en día siguen vigentes no se ajustan a las características ni edades de la población costarricense y aunque son un parámetro de referencia más, cuando existan dudas sobre dicho cálculo y si es saludable o no para una persona la forma de saberlo es por medio de una prueba de sangre en la cual se obtengan los resultados de cada una de las grasas (colesterol total, LDL, HDL, VLDL, Triglicéridos) y poder implementar un tratamiento para su mejoría acorde con la necesidad real.

Hoy en día y de la mano con el desarrollo, los seres humanos tenemos al alcance una gran variedad de facilidades para realizar todo tipo de tareas y eso no escapa a nuestros niños (as) quienes han encontrado comodidad y confort en su utilización propiciando cada vez más hábitos y un estilo de vida basado en poco esfuerzo físico. Los juegos y medios de entretenimiento han pasado a ser en su mayoría completamente tecnológicos, estáticos, pasivos, sedentarios; por otro lado y no menos importante la alimentación es deficiente puesto que las golosinas, comida chatarra y snacks son de los favoritos y nos han hecho ir descubriendo como una realidad que antes era de adultos ahora es de los más pequeños también; la gran responsabilidad para revertir este círculo vicioso es de todos, es de suma importancia propiciar espacios para el juego y la recreación, espacios sanos que involucren vínculos de familia y amistad, un rato de dispersión donde se trabaje para la salud y el bienestar general, así como de las regulaciones en las escuelas y colegios que se puedan implementar y que promuevan una adecuada alimentación.

El juego en los niños (as) representa la clave para el alcance del éxito de cualquier objetivo, por medio del cual se deben enfocar los ejercicios para combatir la obesidad, según la edad es que se deben seleccionar las actividades o ejercicios para realizar, pero en términos generales es muy importante implementar trabajos en los que se desarrollen destrezas motoras gruesas (correr, saltar, brincar, desplazarse, galope, caballito), así como destrezas motoras finas que tienen que ver con la manipulación y control de cada una de las partes del cuerpo en función del entorno que se presente en dicho momento. Con respecto a los trabajos con cargas existe un mito que es común escuchar aún en estos días y que tiene que ver con las “consecuencias” que tiene someter a los niños a trabajos con pesas o equipo biomecánico; no obstante a la edad de 12 años es completamente factible iniciar con este tipo de ejercicios puesto que representan un complemento muy bueno en el desarrollo evolutivo de los niños, los cuidados con este tipo de actividades van dirigidas en cuanto a la disciplina y actitud del niño hacia el orden de cada uno de los ejercicios y lógicamente a la carga que deben utilizar para cada una de ellas y que en la medida de lo posible se trata de que sea la de su propio peso corporal primero con el fin de prevenir alteraciones en el crecimiento de los huesos cuando son superiores a las que este tejido en desarrollo puede tolerar adecuadamente.

Por otra parte la ganancia muscular y fuerza suele ser un poco más acelerada en algunos casos hasta los 16 y 20 años en las mujeres y 18 a 25 años en los hombres, por lo que a la hora de hacer ejercicios cuentan con una mayor facilidad para gastar calorías y que representa para efectos de este problema de la obesidad una ventaja importantísima para los niños, de ahí la necesidad de lograr que sean más activos cada día y que vayan haciendo un hábito más de sus vidas la práctica regular de ejercicio físico.

Cualidades físicas como la coordinación, agilidad, equilibrio, están en función del desarrollo del sistema nervioso del niño o niña por lo que actividades de este tipo contribuyen en el proceso y a la postre se va creando un repertorio muy amplio de habilidades para enfrentar las actividades del diario vivir. El funcionamiento cardiaco y pulmonar en la niñez es el que tarda más tiempo en desarrollarse, por ende es donde más atención se debe prestar dado que la duración de los ejercicios puede llegar a convertirse en un estímulo nocivo y perjudicial para el organismo; la capacidad de resistencia aeróbica y anaeróbica es compensada en gran medida por la musculatura, sin embargo la recomendación principal va dirigida hacia el control de los tiempos independientemente del tipo de ejercicio que se vaya a trabajar.

Hay que tratar de entender que quieren los niños, observar que les gusta y buscar la manera de ganar su confianza y respeto, para lo cual se requiere de mucha paciencia y vocación, y así poder transferir en cada programa de ejercicio cada una de esas necesidad en la busqueda de un mejor estado físico y de salud.

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