Se aconseja que el bebé duerma boca arriba para reducir el riesgo de muerte súbita, pero por el día, cuando está despierto, conviene ponerle ratitos boca abajo para que fortalezca el cuello. Al tumbarle sobre su pancita, se esfuerza por levantar la cabeza (para ver lo que hay a su alrededor) y este esfuerzo fortalece su musculatura y le prepara para una de las etapas más importantes del desarrollo: el gateo.
Además, los niños que yacen regularmente sobre su tripita aprenden antes a girarse (pasar demasiado tiempo sobre la espalda puede deformar la cabecita) y ganan destreza manual, por el esfuerzo que tienen que hacer con las manos para arrastrarse.
Para fortalecer el cuello
A partir del mes ya puedes probar a ponerle boca abajo (nunca después de comer). Yacer sobre la barriga le obliga a estirar el cuello para intentar levantar la cabeza. Al principio protestará porque no le gusta estar así (no ve nada), de modo que basta con dejarle unos segundos, lo que aguante. Ir aumentando el tiempo poco a poco.
Para conseguir tono muscular
Una vez que se haya familiarizado con el ejercicio anterior, prueba a balancearle sobre un rulo inflable de juguete (o un cojín cilíndrico), sujetándole bien por la axilas. Esta posición le ayuda a extender la columna y a adquirir el tono muscular necesario para darse la vuelta o gatear.
¡A levantarse!
A partir de los tres meses puedes tumbarle boca arriba y cogerle de las manos como si fueras a levantarle. Si has realizado los ejercicios anteriores con regularidad, tendrá suficiente fuerza en la espalda para subir él solito la cabeza.
Girar el cuerpo
Para poder gatear, el bebé tiene que aprender antes a girar y a darse la vuelta. Para estimularle a hacerlo, llama su atención con un juguete que le guste especialmente desde ambos lados del cuerpo y aléjalo para que intente cogerlo estirando los brazos.
Por: Marta Rubio.
Nota original: serpadres.es