Es significativo y poco alentador el hecho de que un porcentaje del 10% de los adolescentes padece algún tipo de enfermedad crónica. Por otra parte, resulta interesante saber que en parte influye el hecho de que enfermedades que antes eran mortales ahora se convierten simplemente en enfermedades crónicas. Sin embargo, esto afecta a la salud de los adolescentes que padecen la enfermedad ya que no son capaces de comprender por qué tienen esas limitaciones y no pueden ser como las demás personas, lo que deriva en enfermedades psicológicas para estos adolescentes.
Aunque es cierto que el hecho de pasar de mortales a crónicas es algo bueno, queda en sí la importancia de que 1 de cada 10 adolescentes sufre una enfermedad crónica.
El 10% de los adolescentes tienen una enfermedad crónica y necesitan un apoyo adicional. En este caso, el papel de la familia es imprescindible, ya que estos adolescentes necesitan un apoyo especial, necesitan comprender la enfermedad y poder gestionar sus pensamientos y sus acciones, necesitan ver que aunque tienen limitaciones tienen otras cosas buenas y que cualquier limitación puede ser sobrepasada con otras alternativas.
Hay que llevar la enfermedad de la mejor manera, hay que asumirla, para de esta manera llevar una vida más normal. Todo el mundo tiene problemas, muchas personas tienen enfermedades y limitaciones, el hecho de saber llevarlas de la mejor manera es la mejor terapia para las enfermedades crónicas.