Chile fue una de las experiencias
que formó parte del desarrollo de muchos jóvenes de mi generación. Las imágenes
de aquel 11 de septiembre de 1973 sintetizadas en el asalto al Palacio de la
Moneda atacado por el fascismo de Pinochet y la muerte de Salvador Allende,
quedaron grabadas en la memoria de mucha gente. Allende murió defendiendo la
Constitución.
El 1 de abril de 1939 finalizó la
Guerra Civil española que comenzó el 18 de julio de 1936 con un Golpe de Estado
ejecutado por militares nacionalistas arropado por la iglesia y los fascistas.
La República fue derrotada, murió defendiendo la Constitución.
En Cataluña, una parte de la
población, dirigida por la ANC, la Generalitat y parte del Parlament están
poniendo en marcha un golpe contra la Constitución. Se apoyan en las
movilizaciones populares que han organizado élites nacionalistas, movilizaciones
que orientan y dirigen grupos de activistas secesionistas y cuyo objetivo es
lograr la independencia atacando frontalmente la Constitución y el Estatuto.
Atacar la Constitución chilena, la republicana,
o la española actual, supone enfrentarse al menos a la mitad de conciudadanos. Eso
están haciendo unos catalanes secesionistas que en votos llegaron a menos del
36% del censo electoral, por el que lograron el apoyo parlamentario ligeramente
superior al 50%,-ello fue gracias al sistema electoral catalán que privilegia
las zonas rurales del interior sobre las urbanas y costeras, precisamente
coinciden los territorios más secesionistas con los antiguos asentamientos
carlistas-.
Romper una Constitución es imposible
sin la fuerza, millones de ciudadanos se sienten protegidos bajo su manto de
derechos iguales para todos, sin apoyarse en privilegios del pasado tomados de
tradiciones inventadas. Las movilizaciones catalanas no aparentan violencia al
ser promovidas desde el poder catalán, y también porque han sido pocos quienes se
han opuesto a ellas, confiando en las leyes, en el Estado, pero los grados de
violencia se intensificaron cuando se requirió, e irán en aumento, porque la
oposición a una secesión unilateral crecerá. No obstante durante años la
violencia en distintos grados la sufrieron en primera persona quienes simplemente
no comulgaran con el secesionismo, acoso y marginación, amenazas e
intimidación, linchamientos y despidos, marcaje y señalamiento,… Puestos a
apoyar personas, ¿por qué no éstas?, las víctimas.
Los Peter Pan españoles, abrazan las
movilizaciones de masas catalanas, los
ojos les hacen chiribitas al ver decenas de miles de individuos moviéndose, olvidan
que en sí mismas, las movilizaciones no dan carácter democrático o progresista
a los objetivos que pretenden. El fascismo, el nazismo, los comunistas,
movilizaron cientos de miles de personas; madres, abuelos, niños, trabajadores,
campesinos, comerciantes, guardias, funcionarios… bien organizados y vestidos y
ornamentados con iguales colores, fueron sacados a las calles y mostrados al
mundo en defensa de sus objetivos nada democráticos.
Se equivocan quienes creen que
entonces aquellos individuos eran monstruos, eran niños y niñas disfrutando de
la fiesta y el disfraz, jugando con su familia sintiendo protección rodeados de
miles de individuos vestidos igual, cantando lo mismo, abuelos que soñaban el
mejor de los futuros para hijos y nietos, eran padres y madres que tenían fe en
un mundo nuevo en el que resolverían todos los problemas de la humanidad. La
maldad se manifestó después amparada en ese clima tan emocional e irracional en
el que se descalificaba a los no asistentes. Ahora llamados anti catalanes,
como Franco utilizaba lo de antiespañoles, ahora fascistas, cuando Franco
llamaba comunistas. Entonces el fascismo expulsaba a la mitad de la ciudadanía
a los infiernos, igual que ahora hace el nacionalismo, los considera
extranjeros, igual que hacía Franco, recuerden como los fascistas ganadores se
llamaban a sí mismos los nacionales.
Entonces, igual que ahora, quienes participaban creían ser los buenos y el resto los malos, entonces como ahora los promotores de las movilizaciones eran una parte del poder, ponían a disposición de los movilizados autobuses y
organización, lugares colocación, juegos… ellos, las élites políticas y
económicas, marcaban consignas principales y decidían por sí mismos los
objetivos finales. No creerán que les dejarán ejercer el derecho a decidir
sobre la Diada, cómo, por donde, consignas, objetivos... Y por supuesto los
promotores financiaban la movilización.
Supongo que algún día conoceremos
las cifras del process, la financiación proveniente de entidades supuestamente
de todos desviando de forma corrupta y antidemocrática fondos a solo una parte,
la financiación de personas y empresas, no solo de independentistas
tradicionales, será interesante conocer aquellos que financiaron y/o sobornaron
porque pensaban que una ruptura beneficiaría sus fortunas y negocios, o su
posición geoestratégica, aunque naturalmente muchos serán testaferros, porque
está claro que una ruptura en España y Europa daría mayor poder relativo a
algunos estados y corporaciones globales.
Salvando las distancias del clima de
violencia en Chile y en la España republicana, también hubo cientos de miles de
personas en las calles antes del golpe definitivo. En ambos casos los golpistas
adujeron una nueva legitimidad y legalidad que oponer a la existente, igual que
ahora. Aceptar que un grupo sin ser amplísima mayoría pueda soliviantar los
derechos de todos, implica justificar otros golpes pasados o futuros, como el
de Franco. Entonces reprimieron apartaron y fusilaron a los funcionarios
republicanos que respetaban la legalidad constitucional y no la suya. ¿Si
éticamente lo pueden hacer unos, por qué no otros?
En la Alemania hitleriana, tras las
barbaridades históricas conocidas, muchos para defenderse se apoyaron en la
obediencia debida hasta para ejecutar, por eso la Constitución española
reconoce el derecho a desobedecer órdenes que atenten contra derechos
constitucionales. Ahora vienen los nacionalistas y compañeros de viaje y con su
regresión defienden la desobediencia para atacar derechos constitucionales de
todos. Ningún demócrata, nadie de izquierdas puede defender esta barbaridad que
abre puertas a todo futuro golpista y pesará como una losa al coincidir con la
justificación franquista del golpe y guerra civil.