Revista Opinión

El 15 M se reorganiza y transforma para traer esperanza a los demócratas rebeldes de España

Publicado el 11 diciembre 2013 por Franky
Muchos se preguntan que ha pasado con el movimiento 15 M, aquel potente destello de rebeldía regeneradora que trajo la esperanza y después se diluyo acosado por sus propios errores, por la fuerza policial y por los viejos partidos, empeñados en infiltrarlos y utilizar aquella ilusionante y poderosa energía en provecho propio. En el presente análisis, cuyo contenido no es posible encontrar en la prensa sometida al poder, se descubren algunos de los actuales movimietos del 15 M, ilusionantes porque encierran un cambio de estrategia y una lucha mas sensata por la regeneración y la liquidación del actual sistema corrompido e injusto. --- El 15 M se reorganiza y transforma para traer esperanza a los demócratas rebeldes de España Tengo una buena noticia que comunicaros, una auténtica primicia que debería generar cierta esperanza entre los demócratas rebeldes que leen este blog y participan en sus debates: el antiguo movimiento 15 M está sufriendo profundas transformaciones internas y se organiza para cambiar el sistema y regenerar la política española no tomando las calles y plazas, como hizo en el pasado, sino creando una plataforma ciudadana que sea capaz de ganar las elecciones y gobernar España.

Muchos de los grupos que integraron el 15 M y otros que se han ido agregando se reunirán en Madrid el próximo día 14 de diciembre, para debatir sobre cual será la estrategia futura de todos ellos unidos. Tienen claro algo que es fundamental: no deben dejarse infiltrar y manipular por los grandes partidos, ni siquiera por Izquierda Unida, que es el que más interés tiene en fagocitar el movimiento.

El 15 M ha sido el destello rebelde mas fuerte y solvente contra el sistema, surgido en España desde la muerte de Franco. El movimiento, que llenó las calles y plazas de España y encandiló al mundo por su energía rebelde e indómita, fue derrotado por sus propios errores, por la contundencia policial y, sobre todo, por las infiltraciones y manipulaciones de los viejos partidos políticos, sobre todo de izquierda Unida y el PSOE, que hicieron todo lo posible por domesticar y manipular esa fuerza joven y cargada de energía.

Desde entonces, el movimiento, fragmentado en cientos de grupos, en los que se mezclan los sentimientos ácratas, la izquierda radical, el ecologismo y la democracia participativa, todos bajo el denominador común de la oposición a un sistema vigente que consideran corrupto, injusto y contrario a los intereses ciudadanos, está evolucionando hacia la transformación en un movimiento organizado capaz de presentarse a las elecciones y ganarlas para cambiar el sistema desde dentro.

En las miles de asambleas celebradas en muchas ciudades y pueblos de España, los activistas han tenido que decidirse entre las únicas dos vías posibles para cambiar el sistema: la violencia y las armas, por una parte, y la conquista del poder utilizando las vías que ofrece la democracia, aunque esas vías estén trucadas y casi bloqueadas.

Es emocionante ver como viejos activistas radicales y tipos educados en la guerrilla urbana se pliegan al análisis de que deben ganar adictos y conectar con las grandes masas de españoles descontentos, con las que les une el mismo sentimiento de rechazo al poder político establecido y el deseo de cambiar las cosas para dar vida a una sociedad mas justa.

Ellos creen que España ha evolucionado hasta tener hoy el peor modelo de democracia, la que representa únicamente los intereses de un grupo muy pequeño de la población, de poco mas del 1 por ciento, que posee el poder político y el capital financiero y que legisla y gobierno no para satisfacer los intereses de la mayoría, sino para defender los de ellos mismos y sus aliados. Ese pequeño grupo en el poder, responsable de fraudes y fechorías como los robos corruptos, el saqueo de las cajas de ahorro, la estafa de las preferentes y otros muchos desmanes, no duda en liquidar los derechos de las mayorías, los servicios públicos vitales y la prosperidad de las clases medias y trabajadoras, siempre para mantener su dominio y sus privilegios, en contra del bien común y el interés general.

Los miembros del 15 M, evolucionados y transformándose, poco a poco, en activistas del cambio, dentro de las leyes y reglas del sistema, han colocado en el punto de mira y convertido en meta la derrota en las urnas de la amalgama de partidos políticos y organizaciones que se ha atrincherado en un poder cada día mas impopular y rechazado, desde el que toman sus decisiones en función de los intereses de esa minoría gobernante y de sus aliados y correligionarios en todo el mundo, sin otro objetivo que mantenerse en el poder y controlando los recursos y beneficios del Estado.

¿Tendrán éxito en su empeño? No es fácil porque tienen que superar dos grandes obstáculos: el primero es cambiar su imagen radical y antisistema por otra, menos marcada por el radicalismo y por la sospecha de que son totalitarios; el segundo es ganarse la confianza de esa enorme masa de españoles descontentos y cada día mas desengañados de los partidos que acaparan el poder.

Por lo pronto están avanzando con cautela y sentido común, reuniéndose y debatiendo con otros grupos y sectores, en por lo menos cuarenta ciudades de España, cambiando poco a poco su vieja imagen de radicales urbanos violentos y dialogando con los muchos colectivos damnificados y víctimas del sistema, un inmenso océano de descontentos y cabreados donde se mezclan las mareas blancas y verdes que luchan por una sanidad pública y una educación gratuita y de calidad, las clases medias depauperadas y abrumadas por la voracidad fiscal de los que mandan, los empresarios derrotados por la avaricia del gobierno y por sus impuestos abusivos, los millones de desempleados y nuevos pobres, los jóvenes sacrificados y obligados a emigrar para poder trabajar, los funcionarios cansados de pagar la factura de una crisis que causaron precisamente los impunes políticos y los banqueros, y los miles de demócratas y gente honrada que siente asco de ser gobernada por políticos sin grandeza, sin valores democráticos y acostumbrados ya a convivir con la corrupción, a abusar del poder, a mentir sin descanso y a gobernar con el engaño y con privilegios y ventajas que ni merecen ni son lícitas en democracia.


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