Si algo definió el 2016 para los cubanos es que la “política no cabe en la azucarera”. Ninguno de los acontecimientos sucedidos este año en Cuba, exaltados internacionalmente como avances de cambio, llegaron a la mesa del cubano.
La muerte del Fidel Castro y la visita a Cuba de Barack Obama son los sucesos que los cubanos señalan como significativos, aunque ninguno fue sucedido por alguna señal de los cambios que se esperan. Los dos sucesos dejaron sin expectativas a quienes viven dentro de la isla. La distención entre los gobiernos no ha aportado beneficios al pueblo, y la muerte de Castro ha sido intrascendente para una mejora de la crítica situación que vive el país.
El 2016 consumió las esperanzas del pueblo, todas puestas en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. La visita del presidente estadounidense mostró las detenciones y golpizas llevadas a cabo por las autoridades contra los participantes de la campaña opositora #TodosMarchamos, mientras el Air Force One aterrizaba en La Habana.