Para unos, Lutero es el ogro que destruyó la unidad de “la” iglesia, la bestia salvaje que holló la viña del Señor, un monje renegado que se dedicó a destruir las bases de la vida monástica. Para otros, es el gran héroe que hizo que una vez más se predicara el evangelio puro de Jesús y la Biblia, el reformador de una iglesia corrupta.
El 31 de octubre de 1517, víspera de la fiesta católica de Todos los Santos, Martín Lutero dio a conocer sus tesis, y el impacto fue tal que se señala esa fecha como el comienzo de la Reforma protestante.
Pocos personajes en la historia del cristianismo han sido discutidos tanto o tan acaloradamente como Lutero. Él cambió el curso de la historia al desafiar con valentía el poder del papado y del imperio, sosteniendo puntos de vista contrarios a la práctica y ordenanzas de la religión establecida, el catolicismo, por considerarlas contrarias al contenido de la Biblia.
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