Avilés es una ciudad marcada por los flujos migratorios. Primero fueron los avilesinos los que surcaron los mares en busca de un porvenir y más tarde, a mediados del siglo pasado, gentes de otras regiones encontraron en la ciudad su nuevo hogar al calor de Ensidesa. Ahora, el 4,6 por ciento de la población censada en Avilés es inmigrante. Proceden de Rumanía, la República Dominicana, Marruecos, Senegal, Brasil, Colombia, Perú, Paraguay, Ecuador, Uruguay o Cuba. Estas personas forman un colectivo joven, en edad laboral, generalmente con hijos a su cargo. Estos datos están extraídos del informe elaborado por el Observatorio de la Inmigración en Asturias (Odina) para Avilés que se presentó ayer y que el Ayuntamiento aprovechará para diseńar sus políticas de bienestar social.
La concejala en funciones de este área, Yolanda Alonso, destacó minutos antes de la presentación del informe que la intención del gobierno local es integrar a los inmigrantes aprovechando los recursos ya existentes en la ciudad. ŤQueremos que sean uno más. Esto implica que les daremos apoyo cuando lo necesiten para mejorar su integración pero sin crear dispositivos paralelosť, subrayó Alonso, que destacó que en Avilés ya hay centros educativos con actividades encaminadas hacia la integración.
De acuerdo al informe de Odina, el 43 por ciento de los hombres inmigrantes que residen en Avilés está inactivo. En cuanto a las mujeres, el 78 por ciento trabaja en el servicio doméstico. ŤEste diagnóstico es muy importante porque nos permite conocer cuántos inmigrantes hay en Avilés pero también dónde viven, a qué se dedican, en qué trabajan o cuántos hijos tienen para trabajar mejor con ellosť, sentenció Yolanda Alonso.
Fotografía - Ricardo Solís
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