Ocho de cada diez internos ingresados en las cárceles españolas han padecido a lo largo de su vida un trastorno mental. De esa población reclusa, un 76% presenta historia de trastorno por uso de sustancias, principalmente el alcohol y la cocaína. Así lo recoge el 'Informe de prevalencia de trastornos mentales en centros penitenciarios españoles' (PRECA), primer estudio que analiza datos epidemiológicos relacionados con la salud mental de los internos, presentado hoy en España por Fundación Manantial y Obra Social Caja Madrid.
Para el doctor Enric Vicens, responsable del Área de Hospitalización Psiquiátrica Parc Sanitari Sant Joan de Deu en Barcelona y coordinador del estudio PRECA, se pone de manifiesto la estrecha relación entre el consumo de drogas y el trastorno mental. "La mayoría de los presos con trastornos afectivos muestra también historia de consumo de drogas", explica Vicens.
En ese sentido, el doctor añade que "aunque en el medio penitenciario, el consumo se reduce, no siempre se anula". "Sabemos que en las cárceles continúa habiendo consumo de sustancias, aunque lógicamente no en los porcentajes que recoge el estudio", especifica.
-Evaluación de patologías psiquiátricas.
Por ello, una de las recomendaciones del estudio PRECA se dirige a los servicios de salud penitenciaria con el objetivo de que implementen programas integrales y específicos que aborden el trastorno mental, tanto por el abuso de sustancias como otras patologías graves que generan importantes dificultades como la psicosis.
"Es muy importante que las autoridades de los centros penitenciarios identifiquen a los internos con trastorno mental en un momento determinado, no solo para tratarles adecuadamente sino también, de cara a la salida, para prevenir la comisión de nuevos delitos", apunta el coordinador del PRECA.
Además, la estancia en el medio penitenciario puede ser una oportunidad para detectar y tratar el problema. "Los médicos que atienden de primera instancia a los presos deben incluir dentro de su evaluación la detección de patologías psiquiátricas y muy especialmente hacer una historia muy detallada del consumo de sustancias", recomienda Vicens.
-La cárcel no es lugar para la enfermedad mental.
Una de las principales conclusiones del estudio es que la prevalencia de la patología psiquiátrica entre los reclusos españoles es 5 veces superior a la de la población general. Siguiendo los datos del propio PRECA, aunque el trastorno por abuso de sustancias es el más frecuente (76,2%), en prisión también se dan otros trastornos como el de ansiedad (45,3%), trastorno afectivo (41%) y trastorno psicótico (10,7%).
En la actualidad, según el PRECA, el 40% de los internos de cárceles de nuestro país padece algún tipo de trastorno mental. De ahí se deduce que el medio penitenciario no resulta el lugar más adecuado para tratar una enfermedad mental.
"La cárcel es un entorno estresante para cualquier individuo y mucho más para una persona que padece un trastorno mental", afirma Javier Pallarés, abogado y director del Departamento de Tutela y Plan de Ámbito Penitenciario de Fundación Manantial.
-Plan de atención en el ámbito penitenciario.
De toda esa población reclusa, uno de los colectivos más vulnerables son los que sufren psicosis, "debido a la propia naturaleza de la patología", explica Pallarés. Gracias a los datos del PRECA, Fundación Manantial y Obra Social Caja Madrid han puesto en marcha el 'Plan de Atención Integral a personas con Trastorno Mental en Ámbito Penal y Penitenciario'. Para María Fernanda Ayán, directora del Área de Acción Social y Asistencial de Obra Social Caja Madrid, la clave es partir siempre de una realidad, de unos datos, "que nos ayuden a establecer unos protocolos de intervención", sostiene.
El PRECA sugiere que los servicios de salud mental penitenciarios formen parte de la red de asistencia psiquiátrica y social comunitaria para garantizar un tratamiento integral de esta población de riesgo. Uno de los puntos de actuación del Plan de Ámbito Penitenciario "es incorporar a las personas que salen de prisión a esa red asistencial", apunta Pallarés.
La iniciativa, a su vez, pretende dar "una respuesta efectiva a las distintas circunstancias que tiene que hacer frente una persona con un trastorno mental como la psicosis, involucrada en un proceso penal o internada en un centro penitenciario", resume Javier Pallarés, director del Plan.
Desde esa óptica, durante 2012 se está llevando a cabo una campaña de formación y sensibilización dirigida a jueces, abogados, médicos forenses, personal penitenciario y a la sociedad en general "para profundizar en el conocimiento de la psicosis y no dejarse llevar por prejuicios", indica.
-La enfermedad mental fuera de las sentencias.
El prejuicio empieza antes de ingresar en el centro. Cuando se envía a prisión a una persona que padece un trastorno mental, "en la mayoría de los casos no se tiene en cuenta su condición de enfermo porque durante la instrucción y el juicio nadie ha aportado datos que lo valoren", asegura el responsable de Fundación Manantial. Es lo conocido técnicamente como 'enajenación inadvertida', "algo que impide que el juez recoja en una sentencia la enfermedad mental como atenuante o eximente de delito", explica.
A ese respecto Pallarés revela que suelen darse dos circunstancias. La primera es que la enfermedad no tenga nada que ver con el delito cometido. Pero "lo más habitual es que nadie advierta al juez de que esos ademanes, esa mirada huidiza, esos silencios o esas evasivas no son producto de una estrategia de defensa, sino que es debido a la enfermedad mental", puntualiza el abogado.