Revista Salud y Bienestar
Bilbao se ha convertido este viernes y sábado en el centro de estudio de la diálisis de todo el Estado. Así, el V Curso de Accesos vasculares para hemodiálisis, organizado por la Fundación Española de Hemodiálisis, ha puesto de manifiesto que "el 85 por ciento de los pacientes en hemodiálisis sufre complicaciones derivadas del estrechamiento o trombosis de las venas sobre las que se aplica el tratamiento". Esta realidad, señalada durante la ponencia de Agustín Azpiazu, radiólogo vascular intervencionista del Hospital Txagorritxu de Vitoria-Gasteiz, afecta de manera directa a una población que se estima en una proporción de mil personas por cada millón de habitantes.
Los pacientes, para someterse a la hemodiálisis, "deben ser intervenidos para conectar una de sus venas a una arteria, preferentemente en los brazos, con el fin de que dicho vaso sanguíneo posea un riego y presión suficiente para realizar con éxito el tratamiento. El problema estriba", apuntó Azpiazu, "en que en la inmensa mayoría de los casos, al hacer los dos pinchazos necesarios de una manera tan reiterada -2 ó 3 veces por semana-, las paredes del vaso comienzan un proceso de trombosis o cerramiento que puede colapsar dicha fístula arterio-venosa".
La consecuencia de este proceso no es menor. "Si se cierra la fístula, el paciente debe ser sometido a una nueva operación en unos pocos días con el fin de preparar un nuevo vaso sobre el que llevar a cabo de nuevo la hemodiálisis, ya que sin ella, fallecería".
-Nuevas soluciones a un problema antiguo y recurrente
El radiólogo vascular intervencionista del hospital vitoriano de Txagorritxu explicó que el procedimiento más extendido actualmente es "la angioplastia, en la que se inserta un minúsculo catéter con un balón en el interior de la fístula arterio-venosa (FAV) del paciente, ensanchando el vaso y permitiendo el paso de la sangre a través de él".
Sin embargo, Azpiazu presentó ante la nutrida representación de médicos y enfermeros de toda España que se han dado cita en este curso, las últimas novedades mundiales en este campo. Así, señaló que "la crioplastia, que ya se emplea con éxito para otros usos en las extremidades inferiores, permite, mediante un circuito cerrado, enfriar con nitrógeno líquido a -10 ºC la fístula arterio-venosa e hinchar de este modo un balón que lleva asociado". El empleo del frío se debe a un proceso de "apoptosis celular que hace que las células mueran y no se reproduzcan, dificultando así el proceso de cerramiento del vaso sanguíneo".
El radiólogo vascular continuó repasando otros dispositivos, los balones de corte, "una tecnología que además de abrir la luz del vaso sanguíneo a través de un catéter con un balón, aumenta su eficacia a través de pequeñas incisiones realizadas por diminutas cuchillas en las paredes de la FAV". Según recalcó, es uno de los dispositivos "más avanzados actualmente".
El experto también abordó los ‘stents’ farmacoactivos, empleados preferentemente en las arterias coronarias y que se podrían aplicar también a las fístulas arterio-venosas. Estos dispositivos además de abrir las paredes de la fístula, "liberan un fármaco que inhibe en gran parte el crecimiento celular, contribuyendo a la apertura permanente del vaso".
Azpiazu ha terminado su ponencia haciendo hincapié en la necesidad de contar con un número suficiente de donaciones de órganos, de cara a responder de la mejor manera posible a la demanda de trasplantes renales existente, única vía para poder prescindir del tratamiento renal sustitutivo para este grupo de pacientes.
El V Curso sobre accesos vasculares para hemodiálisis se ha celebrado en el Palacio Euskalduna de Bilbao durante los días 26 y 27 de noviembre. El curso está organizado por la Fundación Española de Diálisis, en colaboración con la Sociedad Española de Diálisis y Trasplante (SEDYT), la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN), la Sociedad del Norte de Angiología y Cirugía Vascular y la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.
Los pacientes, para someterse a la hemodiálisis, "deben ser intervenidos para conectar una de sus venas a una arteria, preferentemente en los brazos, con el fin de que dicho vaso sanguíneo posea un riego y presión suficiente para realizar con éxito el tratamiento. El problema estriba", apuntó Azpiazu, "en que en la inmensa mayoría de los casos, al hacer los dos pinchazos necesarios de una manera tan reiterada -2 ó 3 veces por semana-, las paredes del vaso comienzan un proceso de trombosis o cerramiento que puede colapsar dicha fístula arterio-venosa".
La consecuencia de este proceso no es menor. "Si se cierra la fístula, el paciente debe ser sometido a una nueva operación en unos pocos días con el fin de preparar un nuevo vaso sobre el que llevar a cabo de nuevo la hemodiálisis, ya que sin ella, fallecería".
-Nuevas soluciones a un problema antiguo y recurrente
El radiólogo vascular intervencionista del hospital vitoriano de Txagorritxu explicó que el procedimiento más extendido actualmente es "la angioplastia, en la que se inserta un minúsculo catéter con un balón en el interior de la fístula arterio-venosa (FAV) del paciente, ensanchando el vaso y permitiendo el paso de la sangre a través de él".
Sin embargo, Azpiazu presentó ante la nutrida representación de médicos y enfermeros de toda España que se han dado cita en este curso, las últimas novedades mundiales en este campo. Así, señaló que "la crioplastia, que ya se emplea con éxito para otros usos en las extremidades inferiores, permite, mediante un circuito cerrado, enfriar con nitrógeno líquido a -10 ºC la fístula arterio-venosa e hinchar de este modo un balón que lleva asociado". El empleo del frío se debe a un proceso de "apoptosis celular que hace que las células mueran y no se reproduzcan, dificultando así el proceso de cerramiento del vaso sanguíneo".
El radiólogo vascular continuó repasando otros dispositivos, los balones de corte, "una tecnología que además de abrir la luz del vaso sanguíneo a través de un catéter con un balón, aumenta su eficacia a través de pequeñas incisiones realizadas por diminutas cuchillas en las paredes de la FAV". Según recalcó, es uno de los dispositivos "más avanzados actualmente".
El experto también abordó los ‘stents’ farmacoactivos, empleados preferentemente en las arterias coronarias y que se podrían aplicar también a las fístulas arterio-venosas. Estos dispositivos además de abrir las paredes de la fístula, "liberan un fármaco que inhibe en gran parte el crecimiento celular, contribuyendo a la apertura permanente del vaso".
Azpiazu ha terminado su ponencia haciendo hincapié en la necesidad de contar con un número suficiente de donaciones de órganos, de cara a responder de la mejor manera posible a la demanda de trasplantes renales existente, única vía para poder prescindir del tratamiento renal sustitutivo para este grupo de pacientes.
El V Curso sobre accesos vasculares para hemodiálisis se ha celebrado en el Palacio Euskalduna de Bilbao durante los días 26 y 27 de noviembre. El curso está organizado por la Fundación Española de Diálisis, en colaboración con la Sociedad Española de Diálisis y Trasplante (SEDYT), la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN), la Sociedad del Norte de Angiología y Cirugía Vascular y la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.
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