En la lontananza, su abandonado aspecto puede poner los pelos de punta, sobre todo cuando se oculta el sol. El antiguo preventorio de Aigües de Busot, sanatorio de tuberculosos, en la provincia de Alicante, permanece hoy como un edificio dejado y objeto de vandalismo, repleto de escombros y grafitis, lo que ha dado pie para congregar ocasionalmente a grupos de personas amantes de los fenómenos paranormales en busca de psicofonías.
La calidad de las aguas de Aigües
Pero su historia va más allá y nos conduce de viaje por la máquina del tiempo al siglo XIX. Ya muchos antes, romanos y árabes conocieron las bondades de las aguas termales de la zona. Pero no fue hasta el año 1816 cuando comenzó a construirse un balneario, de imponente aspecto.
El conde de Casas Rojas se convirtió en el promotor del espacio, que comenzó a atraer a personas venidas desde diferentes puntos de España. El balneario, además de contar con aguas termales, también disponía de casino, salas de billar, instalaciones deportivas, estancias para el ocio, granja o iglesia. Nació como Hotel Miramar Estación de Invierno.
De balneario a preventorio de tuberculosos
El cambio llegó en 1936, cuando el edificio fue adquirido por el Estado y pasó a convertirse en preventorio nacional destinado al tratamiento de niños con tuberculosis. El sanatorio, que permanecería abierto hasta los años sesenta del pasado siglo, se dedicaba a la lucha y prevención de la enfermedad, hasta que esta llegó a erradicarse.
El antiguo sanatorio de tuberculosos es hoy un edificio abandonado y lleno de grafitis.
Y aunque al parecer no se produjeron muertes relacionadas con la tuberculosis en el propio edificio, debido a otros fallecimientos (por incendios, insolaciones...) nacería una leyenda negra en el lugar que le ha otorgado un cariz de encantado. Se dice que algunas psicofonías, apariciones o sombras han permanecido impregnadas entre las paredes y exteriores del preventorio.
¿Túneles subterráneos?
Otra leyenda se asocia al sanatorio: la posible existencia de túneles subterráneos y trincheras bajo el edificio cuya función se desconoce. Se dice que estos servían de refugio para los altercados de la Guerra Civil y la postguerra, y que además, si se daba con el túnel correspondiente, se podía llegar hasta la localidad vecina de El Campello, a la famosa cova del Llop. Todo este cúmulo de fenómenos extraños han otorgado al lugar ser tildado de esotérico o paranormal.
Con la excusa del preventorio abandonado, el viajero aprovecha para bajar al pequeño pueblo que no llega al millar de habitantes. Emplazado en la vertiente oriental del Cabezón de Oro, de donde surgen los acuíferos que dieron el nombre al municipio, se encuentra 22 kilómetros al norte de la capital alicantina.
Zona de frontera
Incorporado a la Corona de Castilla con la conquista cristiana, en 1296 pasó a formar parte del Reino de Valencia. Durante estos años fue una zona fronteriza pues, según el tratado de Almizra, la frontera entre Aragón y Castilla pasaba por el barranco de Aigües de Busot.
El preventorio es lugar de encuentro de amantes de lo paranormal y las psicofonías.
Debido a esta situación, en la localidad se erigió un importante castillo, del que actualmente sólo queda una torre. Ya en la Guerra de Sucesión, Felipe V le otorgó el título de villa por su adscripción a la causa borbónica.
Cerca de Aigües se encuentra el pueblo vecino de Busot y, perteneciente a él, el viajero puede descubrir un paraje que parece extraído de la imaginación de Tolkien: las Cuevas del Canelobre, un magnífico ejemplo de cavidad kárstica en el que el agua y la roca han dado lugar a impresionantes formas como estalactitas, estalagmitas, columnas y medusas, entre muchas otras.
Dónde dormir y comer en Aigües: Finca el Tossal; Carrer la Venteta, 80, 03569 Aigües, Alicante; teléfono: 626852111.
-La Venteta; Carrer la Venteta, 67, 03569 Aigües, Alicante; teléfono: 609152271.
-Casa Mía; Carrer Practicant Juan Saval, 14, 03569 Aigües, Alicante; teléfono: 965690003.
Soy periodista y experto universitario en protocolo. He trabajado en diferentes medios de comunicación como 20 minutos, Las Provincias o Diario 16. Ahora ejerzo labores de community manager, colaboro en blogs y publicaciones digitales. Autor del libro 'Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma'.