“El anteproyecto de la reforma de la ley del aborto comenzará a elaborarse a principios de noviembre. Así se lo confirmó ayer el secretario de Estado de Justicia, Fernando Román García, a las asociaciones provida Derecho a Vivir y Hazte Oír”.
Al parecer, este anteproyecto, prevé despenalizar el aborto solamente en casos muy concretos, lo que excluiría la salud psicológica de la madre, pretexto habitualmente utilizado en los centros de interrupción voluntaria del embarazo con el fin de encuadrar en los supuestos legales a todas aquellas mujeres que simplemente, no quieren tener un hijo encontrándose embarazadas.
Mi opinión es que la interrupción del embarazo debería estar permitida a toda mujer que así lo desease, por debajo de la duodécima semana de gestación, sin más pretexto que su voluntad libremente expresada.
La paradoja surge cuando las organizaciones contrarias al aborto se manifiestan y son calificadas por el progresismo militante, de fascistas y otras lindezas; se tildan de carpetovetónicos y de atacar la libertad mediante la prohibición. Curiosamente, esa misma gente defiende los derechos del toro de lidia y prohíbe las corridas de toros en algunos puntos de nuestra geografía o defiende la prohibición en otros muchos. ¿En qué quedamos?. ¿Prohibir es bueno o es malo?. Si, malintencionadamente, defendiésemos cualquiera de las dos posturas, estaríamos convirtiéndonos en un ejemplo cristalino de demagogia, algo de lo que se suele calificar a los conservadores y que éstos no hacen con los progresistas. Pero no deja de llamar la atención que existan grupos capaces de defender interrupciones avanzadas de embarazos y que después, se manifiesten públicamente contra la fiesta nacional por el sufrimiento del toro. Me parece que además de demagogia, es hipocresía en estado puro.