Revista Salud y Bienestar
La
OMS define el aborto peligroso como una intervención destinada a la
interrupción de un embarazo practicada ya sea por personas que
carecen de la preparación necesaria o en un entorno que no reúne
las condiciones médicas mínimas, o ambas cosas a la vez. Si bien
los abortos peligrosos son, por definición, arriesgados, por lo que
respecta a la seguridad no puede establecerse una dicotomía porque
el riesgo está presente de manera continua. El riesgo es mínimo si
se utiliza un método basado en pruebas para interrumpir un embarazo
en sus etapas iniciales en un centro de salud; 3 es
máximo si se emplea un método peligroso, como el uso de sustancias
cáusticas por vía oral o vaginal o la introducción de palos en el
útero, para interrumpir de forma clandestina un embarazo avanzado.
Entre los dos extremos hay todo un espectro de riesgos. En paralelo
con ese espectro, por ejemplo, se dan casos de autoadministración de
misoprostol o la intervención de dispensadores de atención de salud
experimentados que utilizan procedimientos anticuados, como el
legrado.Los
determinantes inmediatos de los riesgos de un aborto provocado, como
el método utilizado para la interrupción del embarazo y la edad
gestacional, se ven influidos, a su vez, por determinantes sociales
subyacentes: es decir, el contexto jurídico, la disponibilidad de
servicios de aborto sin riesgos, el nivel de estigmatización que
rodea el aborto, el grado de acceso de la mujer a información sobre
el aborto, así como la edad de la mujer y su situación
socioeconómica.