Revista Cine
A Félix J. Palma lo conocía por su trilogía victoriana, la cual acabé comprando y la cual sigo teniendo sin leer. Con "El abrazo del monstruo" se presentaba una nueva oportunidad de acercarme a su hacer literario; una oportunidad que no quise desaprovechar y cuyas impresiones comparto hoy con vosotros.
Conocemos a Diego Arce, un escritor de éxito que no atraviesa su mejor momento, y es que debe su prestigio a una novela escrita años atrás, Sangre y ámbar, todo un superventas que no ha sido igualado por sus títulos posteriores. Su editor le suplica que retome aquella historia donde un psicópata secuestraba a niñas proponiendo a sus padres crueles retos para rescatarlas con vida.
En este contexto, una noche en la que Diego acude con su mujer a una fiesta, su hija de siete años, Ariadna, es secuestrada por alguien que le propone iniciar el mismo juego macabro de su novela para salvarla. Comienza entonces la cuenta atrás para descubrir quién está detrás del secuestro antes de que sea demasiado tarde. A cargo de la investigación estará el inspector Rocamora, que irá abriendo varias líneas de investigación con las que a su vez que se irán descubriendo secretos personales y familiares.
Estamos ante un thiller psicológico y metaliterario (con numerosos guiños a King, entre otros), que plantea hasta qué punto puede más el amor a un ser querido que el propio instinto de supervivencia. Me ha gustado cómo el autor va resolviendo cada punto del entramado y desemboca en un final coherente y satisfactorio, quedando todo perfectamente hilado y cerrado en una historia llena de matices y asuntos por resolver.
Solo he encontrado un "pero", y es que a medida que vamos llegando al desenlace, me ha resultado algo repetitivo al hablar de cosas sobre las que el lector ya ha tenido conocimiento durante el desarrollo de la trama. Por lo demás, El abrazo del monstruo me ha parecido una lectura ágil, cargada de tensión y de lo más entretenida. Como anécdota os contaré que me quedé despierta la madrugada de un sábado para leer las casi trescientas páginas que me quedaban para llegar al final. Repetiré.