Revista Coaching
Cuando oigo a alguien decir que TODO va mal, pienso: ¿todo? Mira que todo es mucha cosa. Y cuando alguien dice no hay NADA que hacer le pregunto ¿nada de nada? Lo mismo me pasa con los siempres y los nuncas. Como ves, no soy muy fan de los absolutismos de las palabras porque me parecen eso, demasiado absolutos.
Para empezar, podemos decir que en la mayoría de los absolutismos son mentira. Lo he intentado TODO pero no consigo dejar de fumar. Digo yo que todo todo no lo habrás probado. Por mucho que hayas ido a terapia, mascado chicles o probado parches de nicotina, no me creo que lo hayas probado todo. ¿Has intentado pintar un cuadro? No digo que eso te vaya a servir para dejar el vicio, pero estoy seguro de que no lo has hecho. Bien, pues no puedes decir que lo has probado todo. Ni siquiera puedes decir que has probado todos los remedios habidos y por haber a menos que te hayas leído un ejemplar de cada libro y consultado a cada psicólogo, gurú o curandero del mundo (cosa que no creo ni que sea posible). Así que lo de que lo has probado todo es un mentirusco de los gordos. Tampoco es verdad que nunca vayas a encontrar pareja, trabajo o el último Pokemon legendario. Si no sabes lo que va a pasar en 5 minutos como vas a saber lo que no va a pasar en toda la eternidad. Pues eso, otra mentira. De hecho, si tomas literalmente una frase con estas palabras, verás que no se suelen cumplir.
Pero no te preocupes, no engañan a nadie, bueno si, a ti. Eso es lo segundo malo de estas palabrejas, que además de decir mentiras, te las crees y actúas en base a ellas. Si nunca voy a encontrar trabajo de lo mío, no lo busco más. Y en el peor de los casos, es la profecía que se autocumple, pero de eso ya hablaremos otro día.
Como todo… si, yo también los uso jaja A lo que iba, como casi-todo en esta vida, no tiene porque ser ni bueno ni malo en si mismo, dependerá del caso. Por ejemplo, creer que lo vas a aprobar todo seguramente te da la energía para sacártelo pero aumentará la decepción si no lo consigues. Y algunas veces los absolutismos son hasta ciertos, por ejemplo, el clásico “me lo he comido todo” para que tu madre te deje ir a jugar. Ahí, si no has hecho trampas, si te has comido “todo”, bueno, todo lo del plato. Pero en general te diría que son algo peligrosillos.
Y si son mentira y no ayudan mucho, ¿por qué los usamos? Bueno, seguro que hay algún estudio científico que lo explica. Por mi experiencia diría que a veces las emociones son tan intensas que las palabras normales no son suficientes para expresarlas. Cuando la desesperación te asola, no eres capaz de ver las cosas buenas y por eso te sale decir que TODO va mal. Igual que TODOS los hombres o mujeres te parecen malos después de un desamor y NUNCA encontrarás a nadie que valga la pena.
Sea como sea, te hace construir sobre una realidad que muchas veces es bastante desalentadora y que no te ayuda demasiado. Así que para esta semana te propongo que saques la guillotina y te cepilles algunos de estos absolutismos. ¿Cómo? Pues muy sencillo, la próxima vez que te oigas decir una de esas palabras repítela en forma de pregunta. Siempre pasa lo mismo, ¿siempre? Nada sale bien, ¿nada? Y si ves que no estás siendo del todo justo, por lo menos añádele un creo delante a ver que pasa. Creo que puede te funcionar… ¿siempre?