Notificaciones de Hacienda, absurdo procedimiento
Notificaciones de Hacienda
entregas en mano
Hace algún tiempo, estos señores de la administración me obligaron a darme de alta en un sistema de buzón electrónico para recibir las notificaciones de Hacienda. De esta manera se supone que reducen enormes gastos y me trasladan a mi la obligación de revisar el buzón a diario para que no me caduquen las notificaciones.
No he dicho que me parezca mal este sistema de notificaciones de Hacienda, aunque me molesta que me obliguen a acogerme a ello y no sea algo voluntario.
En cualquier caso, y como no podía negarme, ahí quedo eso del buzon electrónico donde, desde entonces, recibo algunas notificaciones de Hacienda, y digo bien: algunas.
Me pregunto por qué, y ya que me han obligado a disponer del puñetero buzón, no me envían por ese medio todas las notificaciones de Hacienda y sigo recibiendo algunas por correo. Pero tampoco es ese el problema porque entiendo que pueden haber errores, algunos malfuncionamientos, o simples chapuzas que obliguen a la administración a enviar algunas por correo. Lo que sí que me parece vergonzoso es lo que voy a detallar a continuación sobre una notificación que recibí hace unas semanas a nombre de una sociedad que tengo inactiva desde hace años. No diré el nombre del inspector porque tampoco me parece necesario hurgar demasiado en la herida. Si la cosa sigue adelante ya lo mencionaré en otro post:
NOTIFICACIONES DE HACIENDA EN MANO
1.- Un jueves recibimos una llamada en mi despacho preguntando por mí. Yo no estaba y lo atiende un empleado mío. El que llama se identifica como inspector de aduanas y dice tener una notificación para la empresa (tampoco es necesario decir ahora el nombre de la empresa). Quería saber si el domicilio fiscal que les figuraba era correcto. Mi empleado le contesta que sí, que el domicilio era correcto.
2.- El inspector de Hacienda le dice que irá el lunes a entregar una notificación, a lo cual se le responde que las notificaciones de Hacienda las puede enviar por correo certificado, burofax o por el buzón electrónico porque, aunque el domicilio fiscal es correcto, no existe un horario continuado y es más que probable que no encuentre a nadie. El inspector insiste y se le vuelve a decir que no vale la pena que se desplace desde Valencia para entregar un papel que, en pleno siglo XXI, se puede hacer llegar de maneras mucho más rápidas, eficaces y económicas a su destino.
3.- El lunes, como no podía ser de otro modo, y a pesar de las advertencias, se presenta el susodicho inspector en el domicilio con una de esas notificaciones de Hacienda… y tal y como ya se le había dicho, no encuentra a nadie. Llama por teléfono y sin más ni más, empieza a decir mentiras: a) dice que había hablado conmigo (falso) y que yo me había comprometido a que atenderíamos el requerimiento (falso). Se le dice que no hay nadie en el despacho y que deje la notificación en el buzón que nosotros la atenderemos sin ningún problema.
4.- Se empeña en que vaya alguien a recogerlo y se le dice que estamos fuera del pueblo. El individuo en cuestión amenaza con llamar a la policía, a lo cual se le dice que haga lo que crea conveniente, pero que dudamos que la policía le coja la notificación. Al final parece ser que no llama a la policía y se decide a dejar la notificación en el buzón, eso sí, con una nota manuscrita llena de mentiras y calumnias como la de que tenía cita previa.
5.- Ese mismo día recojo la notificación que no era otra cosa que una citación para ir un día a una hora en concreto a Valencia a llevar una documentación. Yo me vuelvo a preguntar por qué co… tiene que dedicar una mañana entera un inspector de Hacienda de alto grado a llevar una inocua carta como esa desde Valencia a Ontinyent (90 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta), y más habiéndole dicho claramente que no viniera. ¿No tenía otra cosa que hacer? ¿Por qué se malgasta así el dinero del contribuyente?
6.- Procedo a contestar al requerimiento y emito una queja al consejo para la defensa del contribuyente. La queja ya me la han contestado y, como no podía ser de otra manera, el inspector se ratifica en que le dijimos que habría alguien en el despacho y que obstruimos su actuación. Su palabra contra la nuestra, lo cual me hace plantearme de nuevo la posibilidad de grabar las conversaciones telefónicas para cuando llame otro payaso como este.
La cosa todavía no ha terminado. El otro día fui a la Administración de Xátiva por otros asuntos y me dijeron que alguien me estaba buscando para entregarme una notificación en el domicilio fiscal… ¿Se imaginan quién? Por lo visto y a pesar de que se le ha contestado debidamente, a pesar de que tengo un jodido buzón electrónico, a pesar de que voy cada viernes a Xátiva donde también me pueden entregar cualquier notificación… a pesar de todo… hay un cierto empeño en que le coja el papel en el domicilio.
Tuve que recordarles que yo no tengo ninguna obligación de estar las 24 horas del día en un domicilio a la espera de que un inspector de Hacienda tenga a bien traerme un papel, y que si me quieren notificar algo tienen otros muchos sistemas más efectivos para hacerlo.
De verdad que hay días que no entiendo nada.
Ramón Cerdá
Escrito por Ramón Cerdá en El Blog de Ramon. Si no estás leyendo esto en El Blog de Ramon, el artículo original lo encontrarás aquí …http://elblogderamon.com/notificaciones-de-hacienda/.Entradas relacionadas:
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