La gente está cada día más asqueada ante la acumulación de escándalos y canalladas protagonizadas por la clase política española. La sospecha de que nada menos que el ministro de Fomento, Pepiño Blanco, haya recibido comisiones ilegales y las noticias sobre premios millonarios autoadjudicados por aquellos que han arruinado las cajas de ahorro son las últimas manifestaciones de la España sucia e indecente que han construido nuestros políticos. Pero lo más grave y frustrante del asunto es comprobar que en la triste España de Zapatero son legales el abuso de poder, la iniquidad y la indecencia, vicios antidemocráticos practicados, de hecho, por un gobierno que destroza a España con impunidad.
A pesar del drama español, de los abusos constatados y de las ilegalidades y canalladas que permanecen impunes, los dos principales partidos políticos se han lanzado a la campaña para captar votos en las elecciones del 20 de noviembre sin afrontar lo que los ciudadanos más desean y anhelan: una profunda reforma del sistema, que debe convertirse en una verdadera democracia y dejar de ser una dictadura de partidos impunes, refugio de ladrones arrogantes y de malos gobernantes. La regeneración y el fin de los abusos de poder no figuran en los programas, ni se habla de ellos en los mítines, a pesar de que son las reformas que más necesita España.
En España es legal endeudar al país hasta el extremo, hipotecando la riqueza de las tres próximas generaciones, o ingresar en el "escudo de misiles" norteamericano, una decisión que nos convierte en belicistas y en blanco para los antiamericanos de todo el mundo, sin ni siquiera consultar a su pueblo, como ha hecho el gobierno de Zapatero.
También es legal utilizar el dinero público para comprar votos, a los ciudadanos y a los partidos, utilizando la riqueza nacional para mantenerse en el poder, como ha hecho Zapatero.
En la España indecente de Zapatero es legal violar la Constitución desde el gobierno, como ha hecho Zapatero al promover personalmente un Estatuto de Cataluña, que no era deseado por los catalanes y que posteriormente ha sido declarado anticonstitucional por los magistrados, por ser insolidario y violar el principio constitucional de la igualdad entre los pueblos de España.
Zapatero puede permitirse mentir a los españoles de manera reiterada en asuntos de gran importancia, como lo ha hecho, sin tener que pagar por ello.
También es legal ignorar conscientemente la existencia de una crisis económica grave, sólo porque convenia a los intereses electorales del gobierno, como hizo Zapatero en 2008, causando a España un terrible daño económico que ha convertido al país en el más afectado por la crisis en toda Europa.
En España es legal destruir un tercio del tejido productivo y generar cinco millones de desempleados, además de diez millones de pobres, con una política gubernamental equivocada, como han hecho Zapatero y el gobierno socialista.
En España es legal infectar al país de corrupción, como ha hecho Zapatero, engordar al Estado hasta hacerlo insostenible, permitir robos y rapiñas al pueblo como han hecho los socialistas andaluces, sin que Zapatero haya movido un sólo dedo para castigar o reprimir esos abusos.
Algunos jerarcas del gobierno de Zapatero participan activamente en la "orgía" legal de abusos e iniquidades. El vicepresidente tercero de su gobierno, Manuel Chaves, creador de un "régimen" corrupto" en Andalucía, es sospechoso de nepotismo y de amparar negocios sucios, pero también legales, de sus hijos.
Muchas iniquidades y abusos son "legales" en España, donde la clase política se ha rodeado de impunidad para poder cometer, sin tener que pagarlo ante la justicia, todo tipo de abusos: enriquecimiento injustificado, utilización del dinero público para otros fines, corrupción, nepotismo, amiguismo, enchufismo, suciedad en la concesión de subvenciones y en los concursos públicos, urbanismo delictivo y un largo etcétera en el que también participa la oposición de derecha, allí donde gobierna, y que convierten a los años de Zapatero en el poder en los más tristes, sucios y denigrantes de la historia reciente de España.
Los ciudadanos, ante este sistema que permite el abuso de poder y que garantiza la impunidad de los sinvergüenzas y chorizos, siente una profunda frustración y acumula deseos de venganza que sólo serán aplacados cuando veamos en la cárcel a los responsables del actual drama de España, un país que, por causa de sus malos gobernantes socialistas, ha pasado en pocos años a ser el mendigo enfermo de Europa y del mundo.