La principal condición para ingresar en la profesión de vigilante de seguridad radica en obtener la certificación o diploma en Centros de Seguridad Privada. Este ha de estar homologado por la Policía, ya que si no cumple este requisito el título carece de validez.
El curso que permite el acceso a la seguridad privada consta de un mínimo de 180 horas lectivas. Se dividen en presenciales y semipresenciales. Entre otros temas, trata la preparación de las pruebas físicas, la defensa personal, los primeros auxilios o un ejercicio de tiro en tiempo real.
La Dirección General de la Policía es la encargada de examinar
Con carácter previo a la presentación de la solicitud correspondiente, el aspirante ha de acogerse a dos exámenes. Estos le habilitan para ejercer como vigilante de seguridad y los supervisa, controla y organiza la Dirección General de la Policía.
Como se ha mencionado, se trata de dos exámenes, de tal forma que se dividen en dos fases. Si la persona no supera la primera, no tendrá acceso a la segunda. En caso de volver a presentarse, tendrá que realizar nuevamente ambas pruebas.
Por un lado, las pruebas físicas se bareman conforme a la edad y el sexo y se preparan previamente en la academia.
Por otro, las pruebas teóricas constan de un examen tipo test de 80 preguntas de los temarios impartidos en el curso del vigilante de seguridad del centro formativo.
Entrega de documentación
Una vez superados los exámenes, se ha de aportar la documentación acreditativa en un plazo determinado. En caso de no hacerlo en el citado plazo, el futuro vigilante quedaría fuera del proceso y se deberían repetir todas las pruebas para adquirir la habilitación.
Cuando se entrega la documentación, se publican las listas definitivas a los aspirantes de seguridad que han resultados aptos. Así, obtienen la correspondiente Tarjeta de Identidad Profesional (TIP).