Revista Remedios

El Ácido Hialurónico

Por Suplments @suplments

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Hoy en día, con el aumento de la esperanza de vida en los países desarrollados, se hace cada vez más evidente la preocupación sobre el deterioro asociado a la edad, que reduce notablemente la calidad de vida en esos años ganados.

Algunos procesos, como el dolor articular, la dificultad al caminar, así como la aparición de signos cutáneos de envejecimiento (como las arrugas) pueden evitarse o minimizarse favoreciendo una elevada concentración en el organismo de las moléculas responsables de mantener la salud en estas estructuras. El Ácido hialurónico es una sustancia natural sintetizada por el organismo que está distribuida por todo nuestro tejido conjuntivo. Esta molécula puede absorber hasta 3000 veces su propio peso en agua, hidratando y protegiendo las articulaciones, además de hidratar el colágeno de nuestra piel y suavizar las arrugas.

El Ácido Hialurónico

Durante el proceso de envejecimiento decrece progresivamente la síntesis de ácido hialurónico, y con ella la capacidad de nuestro organismo para retener el agua en las células y tejidos. Aparecen, como consecuencia de este proceso, alteraciones articulares como la artritis, y el síntomas más evidente en la piel, las arrugas.

Además de la edad, existen numerosos factores que pueden alterar los niveles de ácido hialurónico. Pueden influir factores genéticos, pero sobre todo tiene un gran impacto los factores ambientales y nutricionales, incluyendo los niveles de magnesio y de zinc. Hay una elevada probabilidad de que deficiencias de estos minerales afecten directa o indirectamente la producción de ácido hialurónico.

Actualmente se dispone de suplementos de ácido hialurónico para ser administrados por vía oral. Es un valioso aliado en el tratamiento de numerosas alteraciones, desde la artritis a las enfermedades cutáneas. Al ser un producto sintetizados de manera natural por nuestro organismo (sustancia ortomolecular) minimiza el riesgo de efectos secundarios, pudiéndose aprovechar sus efectos terapeúticos a largo plazo y utilizarlo también como remedio preventivo.

En una población cada vez está más concienciada a no tratar los síntomas tras su aparición, sino a atacarlos de raíz proporcionando los nutrientes que nuestro organismo necesita, los suplementos de ácido hialúrónico juegan un importante papel para evitar el deterioro físico asociado al envejecimiento u promover una mejor calidad de vida presente y futura.

Los suplementos alimenticios de ácido hialurónico no son equivalentes, hay distintos tipos, según sus fuentes, con grandes diferencias en cuanto a sus propiedades. Los resultados positivos en la piel y las articulaciones se han obtenido en estudios realizados con ácido hialurónico de alto peso molecular no ligado a proteínas

Fuentes de ácido hialurónico son el cartílago hidrolizado de esternón de pollo y la cresta de gallo. Este tipo de ácido hialurónico es muy diferente al que se encuentra de forma natural en nuestro organismo, y no aporta sus propiedades y beneficios. Sin embargo, el ácido hialurónico purificado de alto peso molecular, que se obtiene de fermentación microbiana (Streptoccoccus ssp.) y de fuentes animales, es prácticamente idéntico al ácido hialurónico original, con todos sus beneficios y es el único que ha demostrado una alta asimilación por vía oral.

Con los suplementos de ácido hialurónico se puede contribuir a conseguir una piel con aspecto juvenil y con menos arrugas y articulaciones más sanas, menos dolorosas y con mayor rango de movilidad. Además, nuevas investigaciones han demostrado que el ácido hialurónico puede estimular el sistema inmune. Estas investigaciones indican que el ácido hialurónico podría reducir la necesidad del tratamiento con antibióticos y que podría reducir la incidencia de bronquitis crónica.

Un punto importante a recordar es que el ácido hialurónico es hidrofílico, la base de sus efectos en el organismo es su gran capacidad para captar agua, por lo que, obviamente, en caso de deshidratación, no ejercerá sus funciónes. Es importante que se aporte agua, unos 2 litros al día, preferentemente con el estómago vacío (entre comidas). Esta cantidad se debe incrementar en situaciones como clima seco, práctica de ejercicio físico regular o ingesta de más de una taza de café o lata de refresco al día.


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