Revista Opinión

El actual declive de occidente: 1-causas y 2-consecuencias

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia

 Este vídeo explora la idea de que Occidente se encuentra en una fase de decadencia tras un período revolucionario que se caracterizó por el espíritu utópico. Inspirado por las reflexiones del filósofo español Ortega y Gasset, el video analiza cómo este espíritu revolucionario ha dado paso a un período de desánimo, servilismo y cobardía. Éstos serían los puntos clave de la exposición:

1.   Las etapas de las civilizaciones según Ortega y Gasset: el video presenta la teoría de Ortega sobre las tres etapas en la historia de las civilizaciones: la formación y organización, la expansión y la decadencia.

2.   El espíritu utópico y la revolución: se analiza cómo el pensamiento utópico y las ideas revolucionarias fueron predominantes en Occidente desde la Revolución Francesa hasta hace relativamente pocas décadas. Cuando esas ideas han tratado de imponerse a la realidad, los resultados han sido catastróficos.

3.   La decadencia post-revolucionaria: Ortega predijo (ya en 1924) que después de esa etapa revolucionaria, Occidente entraría en una fase de decadencia marcada por la desilusión, el servilismo y la cobardía.

4.   Las consecuencias del momento histórico de decadencia que atravesamos no sólo son de índole psicológica, sino también biológica. Entre esas consecuencias está el llamado efecto Flynn inverso, que alude a un estudio que muestra una disminución en las puntuaciones del coeficiente intelectual (CI) en la población occidental en las últimas décadas.

5.   Otra de las consecuencias de esta situación se refiere a los problemas de fertilidad en las parejas: existen acreditadas investigaciones que muestran cómo la calidad del esperma de los hombres occidentales ha disminuido. También la calidad de los óvulos de las mujeres podría estar en declive.

6.   Deterioro del patriotismo: asimismo existen investigaciones estadísticas en las que se evidencia la disminución del patriotismo en Occidente, en comparación con los países musulmanes, donde la disposición a defender su patria es significativamente mayor.

Se concluye, en fin, que Occidente enfrenta desafíos profundos y múltiples, pero nuestra disposición a enfrentarlos es débil o es la contraindicada. Y esos desafíos no sólo se refieren a motivos intrínsecos, sino también a amenazas externas.


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