Revista Libros
Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/Editorial Grijalbo, Septiembre 2009
Género: Novela
588 páginas
Egipto, año 1440 a.C.
Siendo estudiante de escriba, Huy tuvo uno de esas experiencias reservadas a los dioses: regresar de la muerte.
Desde entonces fue solicitado por los faraones y temido por el resto de los mortales. Y es que Huy no sólo había visitado el inframundo, también ahora tenía el don de la profecía.
* * *Hacía algunos años que no leía a Pauline Gedge y con este libro he recordado por qué me gustaba tanto. Su conocimiento sobre el Antiguo Egipto siempre me había parecido soberbio. No sólo sobre los grandes acontecimientos, que uno puede encontrar a poco que navegue por Internet, sino especialmente por esas pequeñas cosas que los rodean, esos detalles que ambientan sus historias y que las hacen creíbles, esa atmósfera que es capaz de recrear y de transmitir, ya sea acudiendo a las costumbres, a la religión, a la gastronomía o al vestido. Todo se conjuga para formar un retrato fidedigno de la época en cuestión, con soltura, sin abusos de información ni alardes de documentación. Y lo que hay de ficticio termina por parecer cierto, sin fisuras.
Esa maestría ha vuelto a desplegarla en esta novela, que narra los primeros años de Huy, el adivino del faraón Amenhotep III. Amenhotep, como también sería conocido después, provenía de una familia humilde de campesinos y a su muerte, a los ochenta y dos años, había llegado a ser más poderoso que aquel al que servía, e incluso se le adoraba como a un dios.
No es mucho lo que se sabe sobre su infancia y su juventud, y es esa época la que Pauline Gedge ha elegido para su novela. Sus primeros años, la llegada a la escuela del templo de Heliópolis, sus estudios, sus compañeros, la aparición de su extraordinario don… La historia finaliza cuando aún es un hombre joven, después de su primer encuentro con el faraón. Y lo cierto es que toda su trayectoria resulta tan interesante y tan absorbente que uno desea fervientemente que no finalice, ansioso por saber cómo continúa su vida, qué nuevos retos tuvo que afrontar, qué sorpresas le tenía reservadas el destino.
Ignoro si la autora escribirá una continuación, sería deseable que así lo hiciera. El personaje es sumamente atractivo, igual que el período histórico en el que se enmarca. Y la lectura es tan fluida y tan amena que, a pesar de sus casi seiscientas páginas, uno se queda con ganas de más. De mucho más.