"Aceptaré la pena que me impongan, pero mi verdadero castigo fue ver llorar a mi hijo, avergonzado por su padre. Que me castiguen a lo que sea, pero que no pague mi hijo por mí"
Saúl, que sólo niega los comentarios racistas que le atribuyeron, se confiesa abatido por su actuación. "Soy pacífico. Nunca me he metido en ningún problema. Me equivoqué gravemente""Me llamo Saúl. Tengo 26 años. Y estoy arrepentido de lo que hice". Quien se presenta así es el padre del jugador prebenjamín del Bosco que el pasado sábado agredió al árbitro del encuentro que jugaba el equipo de su hijo.Abochornado, esperando la sanción que le imponga la justicia y arrepentido. Así se define. En su barrio, sentado a escasos 100 metros del campo de fútbol reconoce no saber qué le pasó por su cabeza. "Hay cosas que no tienen justificación y pegar a alguien es una de esas cosas. Me pueden creer o no, pero en mis 26 años de vida no he tenido nunca ni un problema con la justicia, jamás me he visto envuelto en un altercado, ni siquiera he tenido que enseñarle el carnet a un policía. Sé que no es fácil creerme con la imagen que he dado, pero soy una persona pacífica", asegura Saúl.
De su persona se han dicho mil adjetivos. Los acepta todos. "¿Cómo no voy a aceptar que me digan que fui un animal, si lo que hice fue una burrada. Llevo dos años yendo a ver jugar a mi niño. Desde siempre le he inculcado el deporte como educación porque eso fue lo que me dio a mí mi padre. Se puede preguntar a otros padres de niños del equipo. Jamás he insultado a nadie en un partido. Y el otro día... no sé qué me pasó".
Pide perdón al árbitro y a su familia
Después de cuatro días en los que asegura no haber podido pegar ojo quiere "pedir perdón al árbitro y a su familia. Les he hecho daño y les pido disculpas. Quizás debí hacerlo después de la agresión pero se formó un revuelo y vi a mi niño llorar, avergonzado de su padre y sólo quise salir de allí".
Tras un largo fin de semana para él, el lunes fue a la Policía Local a confesarse. Ahora espera la sanción que le pongan "aunque el castigo ya lo llevo encima. No puede haber nada peor para un padre que ver llorar a un hijo por tu culpa. Mi hijo sentía vergüenza de su padre esa noche. ¿Puede haber un castigo peor que ése?".
Suplicará al Bosco que no sancionen a su hijo por su acto
Saúl sabe que ha hecho daño a su barrio, a su familia y al club en el que juega su hijo. Por eso asumirá también el castigo que le impongan. Lo único que pide es "que mi hijo no tenga que pagar por un error de su padre. El niño no ha hecho nada. Es un niño muy responsable por eso no entendería que lo expulsaran del club. Hablaré con el presidente del Bosco, Domingo, y le pediré disculpas. Si me tienen que sancionar sin dejarme entrar al campo a ver jugar a mi niño, que lo hagan, pero, por favor, a él no. Él necesita hacer deporte y eso sí que me dolería", asegura Saúl.
Sin poner ni una disculpa a su comportamiento, lo único que negaba de todo lo que se ha comentado acerca del incidente es el toque racista. “Por favor, eso sí que lo quiero dejar claro. No es cierto que le llamara negro. Ni despectivamente ni de ninguna manera. Soy vendedor ambulante y quien me conoce sabe que no tengo nada de racista. Tengo grandes amigos que son marroquíes y negros. Desayuno con ellos... Por favor, que quede claro que lo que se dijo de mi comentario racista, que no es cierto".
Pide que los colegiados no dejen de arbitrar
Con todo el revuelo que se ha montado que le ha llevado a ser noticia de casi todos los informativos de este país, a Saúl no se le escapa la amenaza de plante que han hecho los árbitros. A ellos se dirigía también para pedirles que no lo hagan. "¿Qué culpa tienen 1.000 niños que juegan al fútbol de la burrada que cometí yo? Que no dejen de pitar. Para mí no puede haber castigo peor que haber avergonzado a mi niño, pero si este fin de semana próximo no pitaran partidos sería muy duro para mí, remata Saúl ante la mirada de su padre, que fue el primero que le recriminó su actitud. "Cuando fue a casa y me contó lo que había hecho fue como una puñalada. Me quedé sorprendido. No lo entendía. En sus 26 años de vida nunca me dio ni un problema. He educado a mis hijos en los valores de la convivencia, sus hermanos jugaron en el Bosco... No lo entendía. Fue un error y debe pagar por ello, pero ninguna multa ni sanción que le pongan será peor que el sufrimiento que le he visto pasar estos días. Soy su padre y le apoyo, pero no le justifica ni lo más mínimo. Quiero pedir perdón en nombre de mi familia al árbitro y a sus padres", aseguraba su padre mientras se iban para sus casas. Saúl con el peso de lo que ha hecho, pero también con la liberación de haberse confesado.
http://www.sportleon.comFutbol Base y mas