Todos conocemos cuán vital resulta ser este elemento, pero desde el punto de vista físico posee propiedades bastante curiosas y que han permitido muchos avances en ciertos procesos. Por ejemplo la razón principal de que los barcos floten se debe al empuje una fuerza que ejercen todos los fluidos contraria a toda materia sumergida en ellos, pero esa fuerza solo es mayor que la que resulta de la gravedad cuando el objeto sumergido es menos denso que el fluido, sumado a eso el aire de los espacios no metálicos dentro del barco reducen su densidad lo suficiente como para mantener solo una parte sumergida y el barco a flote. Lo anterior no es más que la aplicación del principio de Arquímedes, curiosamente este mismo nos sirve para determinar el volumen de cualquier objeto, incluso uno irregular como una piedra, algo que no sería posible con una regla como en el caso de un cubo. Esto es así porque la fuerza del empuje equivale al peso del volumen de fluido desplazado al sumergir el objeto en cuestión, de manera que al sumergir una piedra en un recipiente con agua, el volumen que aumente el líquido será equivalente al de la piedra.
Otro poder del agua es el de mover grandes pesos a distancia con solo presionar un pequeño volumen de la misma, algo como mover un auto solo presionando un botón, la prensa hidráulica es la representación de este “Principio de Pascal” y permite obtener grandes cantidades de fuerza en áreas grandes con la aplicación de fuerzas en áreas pequeñas, la relación exacta es F1/A1= F2/A2. Pero el principio de manera general expresa que la presión generada en un punto de un fluido incompresible se reparte con la misma intensidad a todos los puntos y direcciones del mismo, así que hay muchas otras aplicaciones como la de transmitir movimiento de un punto lejano a otro o de un punto bajo a otro alto como en el caso de las bombas hidráulicas. Por último como dato curioso, seguramente hemos visto como ciertas especies de mosquitos son capaces de “patinar” sobre el agua pero no entendemos la razón que evita su hundimiento, pues más allá de ser ligeros, su masa está distribuida de tal forma que su peso es pequeño en cada porción, algo que se entiende por la fórmula general de la presión P=F/A, al aumentar el área disminuye la presión y la cerecita del pastel se halla en la conocida “tensión superficial” que permite la formación de una especie de capa en la superficie de todo líquido, misma que no se rompe con pesos tan despreciables como el mencionado en el ejemplo.