La gran pregunta del millón de estas épocas: ¿El agua micelar se enjuaga? La respuesta empieza con un poco de historias: allá por 1985, Jean Nöel Thorel, farmacéutico, creó una solución para limpiar las heridas de los pacientes de la unidad de quemados en hospitales. Su idea era un producto que limpiara de manera suave, efectiva y en un solo gesto. Así nació la primer agua micelar y fue de la marca Bioderma (es por eso que se dice que es la mejor del mercado, más que nada por ser la primera, el resto son copias). Esa fue la primera agua micelar...y no, no se enjuagaba.
Hoy en día tenemos muchas opciones disponibles: para pieles mixtas, grasas, sensibles, bifásicas, todas con la misma tecnología de micelas que atrapan la suciedad, un tensioactivo, algún que otro componente hidratante y auxiliares. Ese componente agregado, ya sea ácido hialurónico, salicílico, agua de rosas, etc, para que trabaje y funcione sobre la piel deberían dejar actuar, así que en ese caso no habría que enjuagar. Ahora, si la idea es que sobre la piel no queden surfactantes (el agua micelar tiene algunos, suaves, pero tiene) lo mejor es enjuagar.
Mi recomendación es la de siempre: cada piel es un mundo y hay que ver como reacciona.
- Si la piel queda tirante después del uso, enjuagá.
- Si tu piel no se siente tirante o reseca, no es necesario enjuagar.
- ¿No te decidís? ¡probá! durante 15 días enjuaga y otros 15 no, fíjate como esta tu piel después del uso y decidí.
- Si queres que alguno de los ingredientes principales funcione, no deberías enjuagar.