Revista Cultura y Ocio

El ajedrez, la literatura y Perdidos

Publicado el 06 enero 2010 por Martikka
El ajedrez, la literatura y Perdidos
Acaba de terminar la 5ªtemporada de la serie Perdidos y la cadena Cuatro ha elaborado una promo de la 6ª temporada que ha sido alabada por los propios productores de la serie en USA. Como muchos sabréis, el ajedrez ha sido muy utilizado en la literatura como símbolo del destino del hombre, como símbolo de poder, de estrategia, representado así por la figura del rey. La reina representaría la aristocracia; los caballos, la caballería; las torres, la ciudad; los peones, los campesinos, representado así a toda la sociedad medieval.
El ajedrez está presente en infinidad de obras literarias como en la literatura caballeresca, en las novelas de detectives. En la promoción de Perdidos, la relación entre la literatura y la ficción nos lleva a la voz en off que nos relata un poema de Omar Jayyam (Ghiyath al-Din Abu l-Fath Omar ibn Ibrahim Al-Nishaburi al-Jayyam), matemático, astrónomo, médico y poeta persa (siglo XI-XII), autor de este poema:
Somos muñecos que agita la rueda del cielo
Esto es una verdad y no una metáfora
Somos en efecto juguetes sobre el tablero de ajedrez de la vida
que dejamos para entrar uno a uno en la nada.

En la promo de Perdidos, podemos oír este fragmento de un poema atribuido a Jayyam:

Dijo el sabio:
La vida es un tablero de ajedrez
de noches y dias
donde Dios con hombres como piezas juega.
Mueve aquí y allí
da jaque mate y mata
y pieza por pieza vuelve a ponerlos en la caja.
Pues hay un destino para la pieza, para el jugador y para Dios.

Uno de los poemas más célebres dedicados al ajedrez es el siguiente soneto de Jorge Luis Borges, quien decía que el ajedrez es símbolo de símbolos, así como el Quijote era historia de historias. Veremos la referencia que hace a Omar Jayyam:
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino.
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste la pieza.
¨Qué Dios detrás de Dios, la trama empieza
de polvo y tiempo y sueños y agonías?

La leyenda más conocida acerca del invento del ajedrez es la del Brahmán Sissa:
Como el rey Belkib de la India (año 3000 a.C) se aburría, prometio una recompensa a la persona que le propusiera una distracción. El Brahmán Sissa le trajo un tablero de ajedrez, juego que agradó al monarca. Como pago, el brahmán le pidio que pusiera un grano de trigo en la primera casilla, dos granos en la segunda, cuatro granos en la tercera... doblando cada vez la cantidad hasta rellenar el tablero. El rey consideraba que su pago era modesto y quedó satisfecho, pero uno de los consejeros le explicó que acababa de firmar la muerte del reino, pues la recolección del año no seria suficiente para pagar el precio que pedía el brahmán. El total de los granos se elevaba a 18.446.744.073.709.551.615.
El sobresalir en el ajedrez, Watson, es signo de una mente intrigante.
Arthur Conan Doyle
El jugador de ajedrez debe trasladar sus capacidades intelectuales a otras artes como las letras y la filosofía, ya que realiza muchas más combinaciones que casi todos los autores literarios.
Paul Valéry

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