Placa recordando a Cervantes en Cuatro Calles
Famosa entre las calles comerciales fue el alcaná de Toledo, que reunía lo más granado del comercio y que, aun después de expulsados los judíos, siguió siendo lugar señalado.
El alcaná toledana estaba en la judería menor de la Edad Media.
Durante el período islámico, las tiendas situadas alrededor de la mezquita mayor se agrupaban en unas calles que se cerraban por la noche.
Este conjunto era designado con el nombre de alcaicería. El termino alcaicería se utiliza aún en el siglo XII en un documento de donación. A partir del siglo XII, las tiendas, en árabe, aljanat, se denominan con su nombre hispanizado: el Alcaná de Toledo eraconocido en toda España.
El Alcaná figura en numerosos documentos de venta o de donación de casas a lo largo del siglo XIII. En 1218, por ejemplo, el arzobispo de Toledo dona a un familiar del Papa Honorio III todas las tiendas que poseía en el alcaná infra muros Toltane ciuitatis.Un documento de la catedral de 1234 menciona que el cabildo poseía allí veinticinco tiendas y un mesón. En 1283, leemos que se ha vendido una casa cerca del Alcaná e la calle que va cerca de la iglesia de la santa Trinidad.
El área que ocupaba a fines del siglo XII y en el transcurso del XIII es desconocida. En el siglo XIV, el término Alcaná designa el barrio comercial junto a la catedral de Toledo, en el que el arzobispo Pedro Tenorio se propone construir el claustro de la Catedral. A consecuencia de un incendio gran parte de las tiendas quedaron destruidas y sus ocupantes tuvieron que alojarse en las tiendas de la calle de los Atalares.
Este incendio facilitó la disponibilidad de los terrenos necesarios para la edificación del Claustro. Al proyecto del propio Pedro Tenorio añadió el de una capilla dedicada a San Blas y lo financió dotando a la capilla con las ochenta y cuatro tiendas del Rey y las tiendas de los escribanos dadas por don Lope y su esposa doña Fátima, criada mora de la reina Juana, mujer de Enrique III.
Las tiendas del rey, situadas en las Cuatro Calles, adosadas unas a otras en la calle de los Atalares, se extendían entre laHerrería, al norte, la escuela de los escribanos y la iglesia de Santa Justa, al oeste. La plaza de Cuatro Calles, al sur, y por último, la Pellejería y la Lencería al este.
La Alcaná toledana es mencionada por Miguel de Cervantes en un pasaje clave de El Quijote, en el capítulo IX de la primera parte, donde el autor nos transporta a este viejo espacio de Toledo:
Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía; vile con caracteres que conocí ser arábigos, y puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua le hallara. [...] luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de Don Quijote. con esta imaginación le di priesa que leyese el principio; y haciéndolo así, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de Don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo
Fuente: http://www.redjuderias.org/google/google_maps_print/toledo-es.html