El alimento del amor

Cuando el amor resiste los primeros embates, se transforma. Comienza a alimentarse de otra forma y las partes que lo sienten caminan de la mano mientras cada uno piensa a su manera. ¿Qué pasa en cada una de sus almas durante todo este tiempo? ¿Cómo han alimentado cada uno el amor del otro y el propio?

En su libro Últimos poemas de amor, la escritora Elsa López se sitúa tras los ojos del hombre, del compañero de viaje, para verse a sí misma a través de ellos. Quién no ha deseado alguna vez ponerse en el lugar del otro, pero de forma literal, recorrer su interior y llegar al cerebro para que le sean revelados los pensamientos. En los poemas de Elsa López el amor es hermoso, pero también rudo, desesperado, loco, acogedor, amigable, rencoroso, olvidado, descubierto, disfrutado, ansioso, reposado... Es amor hecho carne, es la vida tal cual, con sus vaivenes, sus éxtasis y sus decepciones.

No sé cómo será leer este libro sin conocer a Elsa. Para mí fue la primera poeta de carne y hueso que conocí y descubrí con ella que existían seres reales tras los nombres y apellidos de las portadas de los libros. De la primera de sus obras que cayó bajo mis ojos infantiles, El viento y las adelfas, no entendí casi nada. Me faltaban años y vivencias. Y comprensión lectora, por supuesto. También Últimos poemas de amor requiere tiempo para saborearla, porque es la vida discurriendo entre las páginas, y hay versos que se te pegan al pecho y se afanan por quedarse contigo sin dar paso al resto de palabras.