El alumno Julio Iglesias

Julio Iglesias, entrevistado para RNE en Águilas, en 1972, por Fernando Alonso y el técnico de sonido Diego Gómez.

Hace ahora veinte años que Julio Iglesias (Madrid, 1943) consiguió aprobar la única asignatura que le faltaba para acabar la carrera de Derecho. Fue en 2001, con 57 años de edad, tras haber cursado estudios en la Complutense y luego en la Universidad de Murcia (UMU), circunstancia esta última que mucha gente desconoce. La de Derecho Internacional Privado de quinto curso fue la materia que al cantante se le atragantó en 1968, cuando dejó los libros para emprender una impresionante carrera musical.

Julio Iglesias se matriculó en Madrid, en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en el curso 1960-61, cuando solo contaba con 17 años. En septiembre de 1962 tuvo un gravísimo accidente de tráfico que le obligó a suspender sus estudios. A mediados de esa década, con motivo de su estancia en La Manga del Mar Menor para recuperarse de las secuelas de aquel percance, que a punto estuvo de dejarlo postrado de por vida, optó por matricularse en la Universidad de Murcia donde sacó adelante muchas de las asignaturas que le faltaban, llegando a estudiar hasta 15 horas diarias, según confesión propia. Julio se trasladaba hasta la UMU para asistir a clase y examinarse, hospedándose por aquellas fechas en una modesta pensión ubicada en las proximidades del campus de La Merced. Aquellos conocimientos le permitirían, durante los años posteriores, participar en la redacción de muchos de los contratos profesionales que tuvo que suscribir a lo largo de su dilatada carrera.

En 2001 tomó la decisión de obtener por fin el título de licenciado en Derecho, más que nada por dar una alegría a su padre, el ginecólogo gallego Julio Iglesias Puga, con el que el cantante siempre mantuvo una relación muy especial. Tras desechar la posibilidad de ser portero de fútbol, luego de jugar en los equipos de las categorías inferiores del Real Madrid, o de emprender la carrera diplomática, como deseaba su progenitor para seguir así la estela de un tío y un primo suyos, Iglesias se lanzó al mundo de la música participando en el Festival de Benidorm en 1968 y obteniendo el primer puesto con la canción La vida sigue igual, que él mismo había compuesto. 

Un año después, La Manga del Mar Menor se convertiría en escenario de una película con el mismo nombre en la que se narraba parte de la vida del cantante. El hotel Entremares, el Monte Blanco, las amplias y admirables playas, las impresionantes y hoy desaparecidas dunas o el puerto de Cabo de Palos serían algunos de los lugares elegidos para el rodaje. Junto al cantante participaron en el mismo, entre otras, las actrices Jean Harrington y Charo López así como el cómico Andrés Pajares o el también cantante Micky, dirigidos todos ellos por Eugenio Martín.

En el verano de 1995, el entonces decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho, asistió a un concierto de Julio Iglesias en el estadio Pitín de San Javier. Cobacho y otros acompañantes habían sido invitados por el padre del cantante y la pareja de este, la modelo norteamericana Ronna Keith, 48 años más joven que él y con la que el doctor Iglesias Puga se acabaría casando en 2001. Tras la actuación, integrada en una gira en la que el artista presentó los temas de su último disco, titulado En la carretera, Cobacho fue instando a acudir al camerino y saludar al artista. Allí Julio derrochó su simpatía y magnetismo confesándole que tenía intención de acabar la carrera, de la que le quedaba apenas nada, recuerda el catedrático de Derecho Civil, y le confirmó que lo haría por un capricho de su padre que él no acababa de entender muy bien. Lo cierto es que Cobacho, decano de la Facultad desde 1993 hasta 2005, hizo alguna gestión al respecto, ya que el expediente académico del alumno Julio José Iglesias de la Cueva seguía en la UMU desde que se matriculara en esa institución docente a mediados de la década de los sesenta. Aunque finalmente, confiesa el que además fuera rector, no pudieron verse cumplidas las intenciones de Julio y, sobre todo, de su padre, debido al ajetreo constante que llevaba el artista, moviéndose de aquí para allá, cantando y grabando, volando en su avión privado, desayunando en Londres, comiendo en Roma y cenando en París.

En junio de 2001, Julio acudió a un despacho de la Universidad Complutense donde fue examinado oralmente por un profesor, un catedrático y en presencia del decano de la Facultad, José Iturmendi, quien había reclamado el expediente de Iglesias a su colega de la UMU. Luego de comparecer ante el mencionado tribunal por espacio de una media hora, el cantante firmó algunos autógrafos a personas con las que se cruzó al bajar de la primera planta e incluso se fotografió con un bedel del centro de enseñanza superior que se le declaró ferviente admirador. La calificación obtenida en aquel examen fue la de notable.

En 2015, la Facultad de Derecho de la UMU conmemoró su centenario. La junta organizadora de los actos se dirigió al cantante, en su calidad de personaje de fama mundial y exalumno de la misma, para que tuviera algún detalle con motivo de la efemérides. Desde su oficina profesional, en marzo de ese año, se envió a Murcia una carta manuscrita en la que el cantante recordaba “lo que nos aportó esta Facultad, que fue mucho más que los conocimientos en sí de la materia. Nos aportó conocimientos sobre la vida y sus valores como la generosidad, el compañerismo y el deseo de seguir siempre aprendiendo”. Pasados los años, Julio quiso tener esa deferencia con el decano, David Lorenzo Morillas, y con sus excompañeros murcianos, evocando aquel ayer “cuando estaba ahí, en las clases, compartiendo bromas y nervios”. Algo que ocurrió antes de componer e interpretar La vida sigue igual, de actuar reiteradamente en escenarios de los cinco continentes y de vender más de 300 millones de discos.

[‘La Verdad’ de Murcia 24-12-2021]