Normalmente cuando se suele hacer una secuela o un remake suele haber prejuicios por mucho que su anterior película haya dado la talla tanto en crítica como en taquilla. En este caso y este año había muchos remakes, secuelas, precuelas, secuelas de precuelas como en este caso y adaptaciones y más adaptaciones. El mundo del cine por una parte parece que está perdiendo la originalidad aunque todavía haya destellos de calidad e ingenio como algunas películas que quedan por estrenar este año.
El caso de esta película era uno de los blockbusters más esperados del año debido al triunfo y revuelo que causó su predecesora y por fín se puede decir que Matt Reeves alcanzó la gloria de la saga sin menospreciar el trabajo de Rupert Wyatt en El origen del planeta de los simios quien nos dio un aperitivo de lo que sería una revolución pero que el plato fuerte ha llegado a manos del director del remake de Déjame entrar. Matt Reeves dota de inteligencia e ingenio a una secuela que aparentemente no parecía que fuera a dar la talla debido al paso del tiempo en la línea temporal de la película y el tema de eliminar al reparto de la primera y pasar por alto lo acontecido después de los acontecimientos del puente al final del origen. Pero finalmente, se cambió el reparto, se cambió al director y al compositor y se dotó de más oscuridad y acción a uno de los mejores blockbusters de este año y posiblemente estemos ante el blockbuster del verano a falta de ver las pocas superproducciones del verano que quedan.
Matt Reeves nos deja un plano secuencia para recordar, un comienzo intenso y un final a la altura que deja boquiabiertos a los que no se esperaban hasta donde serían capaz de llegar algunos simios de esta saga y ser recordados a la altura de César, interpretado majestuosamente por el infravalorado Andy Serkis, y con eso estoy hablando de Koba, el simio revolucionario que da pie a la guerra, quien le presta el movimiento y voz el actor Toby Kebbell que también forma parte del elenco de humanos de la cinta también con un espíritu de rabia y guerra. Es decir, el actor interpreta dos papeles, ambos quieren la guerra tanto en los simios como en los humanos y es capaz de impactar al espectador por sus actos, un personaje muy a tener en cuenta y que para mí es lo mejor de la cinta.
En esta ocasión al contrario que en la anterior en la que James Franco y Freida Pinto no terminaban de dar la talla pero sí cumplir, tenemos a unos sorprendentes Jason Clarke, Keri Russell y Gary Oldman que están al nivel interpretativo y emocional de los simios, cosa que solo podía alcanzar en el origen el sobresaliente John Lithgow. Aunque también tiene sus virtudes también tiene defectos como el desaprovechamiento por completo al personaje de Kodi Smit-McPhee que resulta prescindible y como un enchufe por parte del director que ya contó con el en Let me in, es una pena que no se le haga justicia a su personaje. Por lo cual se presta más protagonismo a los humanos y se relacionan más con los simios sea para bien o para mal por parte de algunos.
Más emoción, diversión y épica dotan a esta película que duplica tanto la duración como el presupuesto y que alcanza niveles que difícilmente veo que puedan alcanzar en la siguiente entrega. Michael Giacchino logra una banda sonora potente y emotiva al nivel de Perdidos que sin destacar en cuanto a tener un tema memorable y presente en toda la cinta logra transmitir lo que quiere la cinta.
En definitiva, El amanecer del planeta de los simios es una grata sorpresa, es más de lo que promete y es un blockbuster emotivo, inteligente y épico que deja escenas y personajes para recordar, que dejando un cliffhanger como la primera entrega sigue no manteniendo el nivel sino superándolo y espero que la siguiente entrega sea la última para no desgastar la fantástica historia.