Esta novela, de corte autobiográfico, pudiera resultar en principio algo rara en su estructura, pues en su originalidad no lleva una trama de sucesos ordenados. Mezcla pasado, presente y futuro, anticipando sucesos que despiertan curiosidades, y que luego serán contados; otras veces preferirá dejar incógnitas, y todo ello con un uso del lenguaje, metáforas, y reflexiones desnudas, que hace que todo lo allí contado resulte envolvente y exquisito, al reconocer el lector en lo leído un texto creado a partir de la más profunda autenticidad.
Parece incluso que esta narración así estructurada estuviera compuesta a partir de imágenes o fotografías, en las que la escritora, al mismo tiempo que las va observando o imaginando, las va completando para nosotros con esa realidad invisible que no aporta la imagen y que la escritora, ya con cierta distancia nos traduce. El amante fue escrito en 1984, cuando Marguerite Duras contaba con 70 años.
La novela se desarrolla en 1929 principalmente, en Vietnam, que es donde nació y vivió esta escritora francesa sus primeros 17 años de vida. Toma como eje de apoyo el momento preciso en que la niña (ella) de 15 años y medio decide sobre su suerte, decide sobre su propia existencia, cuando se produce la primera ruptura con su familia. Coincidirá con el despertar de su deseo, y lo experimentará con un chino y porque es rico. Nos caerá bien este amante, también preso de su cultura. No obvia la escritora el racismo “existe la diferencia racial, no es blanco como yo, debe superarla, por eso tiembla”.
Pero aunque pareciera esta historia de amor sin amor – o no del todo- el eje principal de la novela, sin embargo, veremos que no es del todo así. Es a partir de esta vivencia que iremos conociendo el resto de su entorno y realidad emocional. De hecho, dice bien, “la historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro. Ni camino, ni línea”.
A partir de aquí, la escucharemos hablar de una familia “pétrea” sin cimientos, “esta historia común de ruina y de muerte que era la de nuestra familia”; de su inclinación natural y temprana por la escritura; de la dificultad de reconocer cuáles son sus sentimientos, sobre un fondo emocional endurecido que nos anticipa engañará con el alcohol: “la función que no tuvo Dios”. “Nunca he escrito creyendo hacerlo, nunca he amado creyendo amar, nunca he hecho nada salvo esperar delante de la puerta cerrada”. Más adelante, durante la IIGM dirá: “veo la guerra bajo los mismos colores que mi infancia. Confundo el tiempo de la guerra con el reinado de mi hermano mayor. Veo la guerra como él era, propagarse por todas partes … La pasión embriagadora de ocupar el territorio adorable del cuerpo del niño, el cuerpo de los menos fuertes, de los pueblos vencidos, porque el mal está ahí, a las puertas, contra la piel”; también hablará de la muerte, esa muerte que se lleva consigo la inmortalidad que creías en el vivo y que ya no volverá.
Es un libro corto pero tremendamente rico y lleno de matices. Me voy pero con la sensación de dejar demasiadas cosas, pero no puedo hacer esto tan largo.
NOTAS:
- Marguerite Duras (1914-1996)
- Es posible que con en este libro se hayan narrado aspectos que no contuvieran otras obras suyas de corte autobiográfico. Dice: “En las historias de mis libros que se remontan a la infancia, de repente ya no sé de qué he evitado hablar, de qué he hablado, creo haber hablado del amor que sentíamos por nuestra madre pero no sé si he hablado del odio que también le teníamos y del amor que nos teníamos unos a otros y también del odio, terrible, en esta historia común de ruina y de muerte que era la de nuestra familia”. Y ahora, con la distancia que da el tiempo, la escritora parece que no necesita evitar decir nada, dice: Ya no oigo la risa, ni la risa ni los gritos. Se acabó, ya no lo recuerdo. Por eso ahora escribo tan fácilmente sobre ella, tan largo, tan tendido, se ha convertido en escritura corriente”.
- Interesante la reflexión sobre la naturaleza del deseo y la idea de la mujer, y la falta de adoptar una existencia propia, como diría Jelinek: “Sé algo. Sé que no son los vestidos lo que hacen a las mujeres más o menos hermosas, ni los tratamientos de belleza, ni el precio de los potingues, ni la rareza, ni el precio de los atavíos. Sé que el problema está en otra parte. No sé dónde. Sólo sé que no está donde las mujeres creen. Ellas esperan. La larga sucesión de días de espera. Algunas se vuelven locas. Algunas son abandonadas por una joven criada que se calla. Abandonadas. Algunas se matan. Ese faltar de las mujeres a sí mismas ejercido por ellas mismas siempre lo he considerado un error. No se trataba de atraer al deseo. Estaba en quien lo provocaba o no existía. Era el entendimiento inmediato de la relación sexual o no era nada. Pero sé que no es cuestión de belleza sino de otra cosa, por ejemplo, sí, de otra cosa, por ejemplo, de carácter.”
- Sobre la falta de amor a la vida, las ganas de morir, surten quizás las dudas sobre sus sentimientos: “No estaba segura, de repente, de no haberle amado con un amor que le hubiera pasado inadvertido por haberse perdido en la historia como el agua en la arena y que lo reconocía sólo ahora en este instante de la música lanzada a través del mar. Como más tarde la eternidad del hermano pequeño a través de la muerte”.
- El retrato de la madre, en su desesperación tan pura, como dice. Con esa naturalidad característica de ella, y sus ausencias, me ha resultado de lo más entrañable. "Ahí es donde estamos en lo más profundo de nuestra historia común, la de ser los tres hijos de esta persona de buena fe, nuestra madre, a la que la sociedad ha asesinado. Pertenecemos a esa sociedad que ha reducido a mi madre a la desesperación"
- 1929: Inicia relación con el amante rico chino.
- 1931: Tras un año y medio de relación, finaliza la relación. Se marcha a Francia.
- 1931-1938: Es cuando dice: “Entre los dieciocho y los veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto. He conservado aquel nuevo rostro. Ha sido mi rostro. Ha envejecido más, por supuesto, pero relativamente menos de lo que hubiera debido”
- 1942: Muere su querido hermano menor.