Revista Cultura y Ocio

El amante de Lady Chatterley.

Publicado el 12 junio 2010 por Alguien @algundia_alguna

El amante de Lady Chatterley.El amante de Lady Chatterley.

“Y cuando él dijo con una especie de ligero gemido: «¡Eres maravillosa!», algo en ella se estremeció y algo en su mente se endureció resistiéndole: endurecimiento ante la horrible intimidad física, ante el extraño vértigo de su posesión. Y aquella vez el agudo éxtasis de su propia pasión no pudo con ella; permaneció con las manos inertes sobre el cuerpo agitado de él; por mu­cho que lo intentara, su espíritu parecía estar observan­do al margen, desde una posición por encima de su cabeza, y las sacudidas de las caderas del hombre le parecían ridículas, y la especie de ansiedad de su pene para llegar a una crisis que se resolvería en una pe­queña evacuación parecía una farsa. Sí, aquello era el amor, aquel meneo ridículo de los carrillos del culo y el decaimiento del pobre, insignificante, húmedo y di­minuto pene. ¡Aquél era el divino amor! Después de todo, los modernos tenían razón al sentir el desprecio que sentían contra aquella representación; porque no era más que una representación. Era más que cierto, como decían algunos poetas, que el Dios que había creado al hombre debía tener un sentido siniestro del humor al crearlo como ser racional y forzarlo sin em­bargo a tomar aquella postura ridícula y dotarlo de un hambre ciega por aquella representación ridícula. In­cluso un Maupassant veía en ello un anticlímax humi­llante. Los hombres despreciaban el contacto sexual y sin embargo caían en él.

Fría y despreciativa, su extraña mente femenina se mantuvo al margen, y aunque adoptó una perfecta in­movilidad, sentía el impulso de levantar las caderas y expulsar al hombre, de escapar a su siniestra garra, a la embestida y al cabalgamiento de sus absurdas nal­gas. Su cuerpo era algo desquiciado, impúdico, imper­fecto, un tanto repugnante, inacabado, patoso. Por­que, sin duda, una evolución plena de los seres huma­nos acabaría con aquella comedia, aquella «función».

Fragmento de “El amante de Lady Chatterly” de David Herbert Lawrence.
Lady Chatterley’s Lover. (Original en Inglés)



Volver a la Portada de Logo Paperblog