Anton Corbijn, es un refutado fotógrafo y director de vídeos musicales (Viva la vida, Coldplay o I feel you, Depeche mode). No es de extrañar que fruto de ello, su primer largo estuviera vinculado al mundo de la música. Control, llevaba a la pantalla la vida de Ian Curtis a partir del libro Touching from a distance que su viuda, Deborah Curtis, escribió.
En El americano (The american), Corbijn adapta otro libro (A Very Private Gentleman, de Martin Booth) con George Clooney de protagonista.
Clooney encarna a un asesino a sueldo escondido en Abruzzo, un pequeño pueblo italiano. Ante la tranquilidad de la vida allí comienza a plantearse abandonar su vida.
El realizador holandés ha realizado una película totalmente atípica, alejada de las convencionesdel género. El americano se sitúa en el territorio del thriller europeo, más cercano a El silencio de un hombre, o de un James Bond dirigido por Robert Bresson.El estilo de la cinta es magnífico. En eso se nota que el director es un gran fotógrafo. Eso se aprecia en la manera en la que cada plano se ha construido, pero no solo eso. Ha sabido dotar a la historia de un ritmo pausado, intimista y brillante.
Aspecto fundamental, los actores. George Clooney, contenido, duro y a la vez, genial. Gran parte de la película se sustenta (y muy bien) en su interpretación -pese a que he leído alguna que otra crítica muy dura en contra suya-. A destacar las secuencias que comparte con el sacerdote interpretado por Paolo Bonacelli (quien salía en Saló o Los 120 días de Sodoma). Por otro lado esta Violante Plácido. Su personaje se entiende. Tiene una finalidad muy clara, pero desde mi punto de vista su actuación es bastante más floja que la del resto del reparto.
Un detalle del guión. Me ha gustado mucho la manera en la que cada personaje tiene algo que ocultar y eso es algo que, a cierto nivel, los iguala.
Por contra, si hay que reconcerle un fallo. Y esto era algo que ya sucedía en Control. La relativa vacuidad del libreto. De hecho, tras la etapa de planteamiento la historia se viene un poco abajo.Puede calificarse a El americano es un brillante ejercicio de estilo, pero su problema es que detrás, poco o nada se esconde.