Todo lo que necesitamos es amor.
(Moulin Rouge)
En los años 90, la gente vivió un fanatismo por “Titanic”. La vi en el cine Orrantia, luego de formar una cola kilométrica. No me pareció para tanto que se hiciera tanta alharaca por esta película. Fue unos años más tarde que, sin colas kilométricas de por medio, vi en el Cine Club del Museo de Arte la película “Moulin Rouge. Esta historia de amor si que me gusto, desde el principio hasta el final. Eran años del apogeo en cine de Nicole Kidman. Por aquella época me gustaban así de flacas, yo diría bien flacuchentas. La historia de Moulin Rouge es similar en lo trágica a Titanic (o cuchucientas tantas historias de amor), pero existe una diferencia en particular que me agradaba, el personaje de Ewan McGregor le cantaba al de Nicolle y viceversa. Es que amar a tu pareja musicalmente es alucinante. Si cada momento de la vida tuviera una canción, en especial cuando estas con tu pareja. Imaginate que te encuentras con ella y suena como por arte de magia, la canción que tanto les gusta. Chévere, verdad.
Otra diferencia es que en la parte visual, Moulin Rouge me parece más impactante tanto cuando bailan dentro del local como en los exteriores de París. Ya sólo el hecho de hablar de París suena romántico y presto para hablar del amor.
La pregunta es ¿Qué es el amor?. La primera respuesta que se me ocurre es: Compartir. Tiene que ser algo mutuo porque si no, no funciona. En la medida que se va compartiendo información se va creando confianza, en la medida que se va creando confianza se va generando respeto, en la medida que se va generando respeto nace la admiración y así se va cerrando el círculo y toda la sinergia en si ya creo el amor. Bueno esta es mi forma resumida de hablar del amor. En su forma extendida me pasaría horas hablando del amor, ya que es uno de mis temas favoritos. Pienso como Gabriel García Marques que no hay que confundir el amor con el deseo, porque se corre el riesgo que sea efímero. Pienso como Truffaut que decir “Te amo” sólo lo debes hacer con absoluta certeza o mejor no lo digas (Truffaut cuenta que los personajes de sus películas nunca dijeron te amo). Y también con su afirmación de que “no es el amor el que trastorna la vida, sino la incertidumbre del amor”. A continuación mi punto de vista sobre tres películas que bordan el tema del amor, dos son antiguas del maestro Hitchcock y una es reciente acerca del amor en los tiempos actuales.
Cuéntame tu vida (Spellbound)
(Dirigida por Alfred Hitchcock – USA 1945)
Constance: Creo que el mayor mal de la humanidad fue causado por los poetas.
Anthony: Los poetas son un tanto bobos, en su mayoría. Pero no son perversos.
Constance: Pero llenan la cabeza de las personas con ilusiones sobre el amor. Escriben sobre el como si fuese una orquesta dirigida por ángeles.
Anthony: Lo que no es verdad.
Constance: Claro que no. Las personas se enamoran porque reaccionan a colores de cabellos o al timbre de la voz, o a gestos que las hacen recordar a alguien.
Anthony: O a veces por ninguna razón.
Constance: Hablar sobre el amor es una cosa y conocerlo es otra. Las personas piensan que los besos son líricos y los abrazos, dramas de Shakespeare.
Anthony: Y cuando perciben que no es así, se quedan enfermos y buscan al analista.
Constance: Eso mismo.
Anthony: Doctora, está sufriendo de algún mal.
Constance: ¿Cómo?
Risas del Anthony mientras le lanza una mirada penetrante a ella.
A una clínica especializada en problemas emocionales llega el Doctor Anthony Edwardes (Gregory Peck) como reemplazo del ya viejo director. Todo el mundo presta atención al nuevo líder. La última persona a la que es presentado es la Doctora Constance Petersen (Ingrid Bergman). Ella lo mira de una forma como admirada. Según ella, les ha comentado a los demás doctores que ha leído todos los libros del Doctor Edwardes.
Al otro día Anthony invita a Constance a salir a pasear. Ahí conversan sobre el amor. Ambos están felices y apenas llevan un día de conocerse. Por la noche, Constance busca un libro de Anthony que habla sobre los sentimientos de culpa. Luego va a su cuarto, él se sorprende con la actitud de Constance. Ella primero dice que viene a debatir ideas sobre el libro, luego confiesa que se siente como una boba, que no sabe lo que está haciendo ahí parada. Anthony le dice que sabe perfectamente que entre ambos “ocurre algo”. Ella no cree que un día pueda pasar “algo” entre un hombre y una mujer. Anthony le responde que “a veces sucede en un momento” y que eso sintió esa tarde. Que “fue como un rayo tocándolo y que raramente toca a alguien”. Se acerca a ella, los ojos de ambos parecen clavarse mutuamente, pareciera que ambos quisieran amarse. Al rato están abrazados besándose.
Todo pareciera perfecto, si no fuera porque Anthony comienza a manifestar un comportamiento extraño como que no le gusta el color blanco, que si observa rayas en las telas le parece insoportable, que necesita que abran las puertas, etc. Los doctores de la Clínica piensan que está mal de la cabeza. Constance se ha enamorado de Anthony y está dispuesta a ayudarlo. Descubren además que él no es el verdadero Dr. Edwardes.
Constance: Quiero cuidar de ti, verte curado y quedarme a tu lado.
Anthony: No puedes esconderme sin arriesgar tu carrera. Estás apenas comenzando. No dejare que hagas esa bobada.
Constance: No aguanto estar lejos de ti. Pase el día de ayer prendiendo la respiración como si fuese fugitiva. No pude comer, ni trabajar, ni hacer nada. Sólo pensaba en ti. Tuve que venir, me quedare en este piso. Apenas como tu médica. No tiene nada que ver con amor.
Anthony luego de escucharla la besa, ella lo abraza e insiste que no es amor lo que siente por él.
Constance quiere descubrir la verdad acerca del Dr. Edwardes y de la niñez de Anthony. La única manera es haciéndole preguntas, escuchándolo sin parar, preguntarle por sus sueños, que él le revele todos y cada uno de sus secretos. Es en medio de tantas preguntas y respuestas que Anthony le dice:
Anthony: No recuerdo nada, a no ser que te amo.
Constance sonríe. Sigue haciendo preguntas, va descubriendo que Anthony también fue doctor en algún momento, que lucho en la guerra, que conoció al verdadero Dr. Anthony Edwardes, y que las iniciales de nombres y apellidos verdaderos de Anthony son J.B.
Anthony (o J.B.) se sorprende con encontrar una mujer que no lo juzga cuando todo el mundo, incluida la policía lo busca por la desaparición del verdadero Anthony Edwardes.
Constance lo lleva a J.B (antes Anthony) donde su antiguo profesor de medicina. Ella le cuenta una mentira, que se ha casado y el tipo es su flamante esposo. El profesor no se traga el cuento, viejo es y reconoce las mentiras mirando las manos de las personas. Constance lo convence de que la ayude. El profesor dice frases que dejan pensando: “Las mujeres son las mejores analistas hasta que se enamoran”, “Sabemos que una mujer enamorada no razona”, “Usted es veinte veces más loca que él”, “La humanidad huye de la verdad con miedo de enfermar y ahí ella misma acaba enferma”.
Constance sigue, esta vez con el profesor, haciendo preguntas. Ella cree que J.B. lo ama, ya se lo dijo antes, y por eso lucha tanto. Por que también lo ama y precisa de él.
J.B.: ¿Confías tanto así en mi?
Constance: Claro que sí.
Constance lo abraza fuerte.
Cuando el profesor le dice a Constance que “Es muy triste amar a alguien y perderlo después. Pero con el tiempo olvidara y retomara su cotidiano. Y el trabajo ayudara a olvidar. Tendrá muchas alegrías con él. Ya vera”. Ella no se rinde y sigue luchando. El final de la película es inesperado, como todos los finales de los filmes de este genio Hitchcock.
Ingrid Bergman es una actriz que actúa tan bien (ojo con sus ojos, sus gestos) que convence que esta enamorada o es infeliz o lo que sea. No recuerdo haberle visto un filme donde no impresione con esa mirada de mujer dispuesta a todo por lo que cree que es correcto. En “Casablanca” fue la primera vez que la vi actuar, la pareja que hizo con Humprey Boghart realmente uno sentía que había amor en la pantalla, que en cualquier momento nos íbamos a quemar por eso que expresaban los actores. Luego la vi en “Sonata de Otoño”, siguiente filme “Notorius” (también de Hitchcock y su galán fue Cary Grant). En todos estos filmes, la Bergman siempre inunda la pantalla de tanto amor que le creemos todo, confiamos en ella (como lo hicieron los principales directores de cine de la época), realmente es una de las mejores actrices de todos los tiempos.
Agonía de amor (The Paradine Case)
(Dirigida por Alfred Hitchcock – USA 1947)
La Sra. Paradine (Ann Todd) es acusada de haber asesinado a su esposo. Ella niega los cargos. El abogado que la familia recomienda para asesorarla y sacarla de la cárcel luego del juicio es Anthony Keene (Gregory Peck). Cuentan que es el mejor de este tipo de casos.
El día que Keene conoce a la Sra. Paradine nos damos cuenta que queda impresionado con la belleza de esta mujer. Es que la Sra. Paradine es muy hermosa, pero hay un problema el abogado Keene esta casado y es raro que mire a otra mujer que no sea su esposa. Keene comienza a frecuentar en la cárcel a la Sra. Paradine y le hace preguntas personales, es raro que un abogado quiera saber también todo el pasado de la acusada. Luego hace consultas con otros abogados, los cuales le dicen que la Sra. Paradine tiene pinta de ser mujer fácil y regalona, Keene se molesta de escuchar estas cosas. Él la defiende, dice que ella no mato al Sr. Paradine. La misma Sra. Paradine le cuenta a Keene que tuvo muchos hombres a los que manipulo en su juventud, antes de casarse. Ni diciéndole eso, el abogado Keene sigue pensando que es una buena mujer. En otra oportunidad, un asistente del Sr. Paradine le comenta que la definición de una mujer mala esta en la Sra. Paradine. Lo dice con suma seguridad. El abogado Keene dice que todo es una ofensa hacia su cliente, a pesar que todas sus indagaciones hablan lo peor de ella e inclusive ella misma habla mal de si misma, él sigue creyendo que es inocente.
Su esposa lo ha observado silenciosamente a Anthony y espera que el pobre hombre recapacite y abra los ojos. El juicio está por llegar y la verdad también. Anthony se ha enamorado de la Sra. Paradine y ella muy bien lo sabe, va ser fácil manipularlo, a menos que ocurra algo inesperado. Hitchcock una vez más saca adelante una película sensacional con un final impactante.
El personaje de Peck se ha enamorado de una mujer manipuladora, todos parecen darse cuenta menos él. Es que acaso el amor no tiene distinciones entre juntar buenos con malos, buenos con buenos, malos con malos. Alfred Hitchcock (como Francois Truffaut o Ingmar Bergman) nos plantean los dilemas humanos en sus películas y a través de ellas buscan dar respuestas a las preguntas que todos alguna vez nos preguntamos. Mejor es encontrar las soluciones pronto, como dice uno de los personajes de la película: “El momento más importante de tu vida es ahora”.
Triste San Valentín (Blue Valentine)
(Dirigida por Derek Cianfrance – USA 2010)
Dean: No se, siento que los hombres somos más románticos que las mujeres. Aunque nos resistimos. Hasta que conocemos a una chica que nos vuelve idiotas como para casarnos creemos que es la mejor. Pero resulta ser que son ellas las que escogen.
Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) son un matrimonio que lleva 5 años juntos. Las peleas que se dan entre ambos son constantes, no tienen cuando terminar. A él se le ocurre una idea, pasar una noche juntos fuera de casa, pasar una velada juntos y concluir la noche haciendo el amor y conversar mucho. Ella no esta de acuerdo. Pero él igual hace la reservación vía telefónica.
Conforme va transcurriendo el día, Dean y Cindy van recordando como se conocieron. En qué estaba la vida de ambos en ese momento.
Ella tenía un novio, él por su lado tenía un trabajo de cargador en una empresa de mudanza.
Ella tenía una abuela que le aconsejaba que “tuviera cuidado si se enamoraba de alguien que creía que valía la pena”. Para Cindy confiar en los sentimientos era difícil más aún cuando estos habían desaparecido (sus padres sólo discutían y discutían, sin haber armonía en el hogar). Su abuela le contestaba que lo más difícil es “descubrir si tienes sentimientos. Si eres una buena persona, entonces tienes derecho a decir SI, si confio. Confio en mi misma”.
Él conversaba con un compañero de trabajo acerca del amor y las chicas. De conocer a una mujer, no necesariamente visualmente. De saber más acerca de ella.
Ella y él están en el pasado. Están en un bus conversando acerca de la muerte. Para Dean, morirse es una tontería. Dean no piensa morirse. Cindy se sonríe al escucharlo, le responde que ella definitivamente si va morir (al igual que el “inmortal” Dean). Dean dice que con esa actitud no va llegar a nada, va ser como los demás. Vuelve a insistir en que no se va morir y cambia de tema. Comienza a hablar acerca de la belleza, de que quizá piensa que esta loco. Cindy le dice que le impresiona encontrar a alguien que halaga y ofende a la vez cuando habla y que dice lo que piensa. Dean dice que ella le cuente un chiste. Bajan del bus y siguen conversando. Dean le pregunta qué quiere estudiar. Ella dice que medicina. Él le dice que ella tiene muchos talentos. Ella le dice que si, y en medio de la calle comienza a cantar, él se sorprende y con su guitarrita en mano le sugiere bailar al ritmo de la canción que él empieza a cantar.
Así fue como se conocieron. Ahora volvamos al presente.
Dan y Cindy han ido a la habitación reservada. Ella le hace preguntas a él acerca de su futuro. Quiere saber que va hacer con su vida. Ella cree que él tiene muchas capacidades pero no se comporta como un adulto. Ella ahora es enfermera, él es pintor. Siguen conversando, echados en la cama. Escuchan música de los 60, suena “Humo en tus ojos” de Los Platters. Él de pronto le dice a ella una idea suya para mejorar la relación de ambos, ella se queda callada. A la mañana siguiente ella ha tomado una decisión, no sin antes haber recordado su matrimonio con Dean y las cosas que se prometieron al casarse.
Las películas del cine independiente norteamericano son tan realistas que a muchos (as) nos conmueven. El amor es expresado como un acto de respeto, tolerancia y paciencia. Es la forma de que perdure tanto en los buenos como en los malos momentos y hasta que la muerte los separe (frase que se da en el momento del matrimonio y que el personaje masculino de la película hace hincapié al final del filme).