Revista Educación

El amor, claro

Por Siempreenmedio @Siempreblog

El amor, claro

No te acostumbres. No te confundas. El amor, claro.

Las miradas. Labios. Jadeos y jaleos.

Tu respiración. De la mía no me doy cuenta.  (No la pienso / solo te pienso)

El amor. El cariñocuidadoséfeliztequieroventeesperotellamoteleotequierotequierotequiero.

El sexo con caricias y sin mentiras en las sienes ni pensar en tu ex ni en la otra ni en el del metro de ayer. Solo contigo.

El despertar después de dormir. El pecho y el culo. El sol entrando donde antes solo hubo estrellas fugaces. La ciudad colándose en los murmullos. El silencio del lugar remoto donde importa menos el viaje que viajar.

Y con el amor, la rutina. Preparar la comida de mañana. La rutina y el despertador. Esa cara de haber dormido poco.  La primera discusión, tal vez el primer desengaño. Y el pensar en otro de repente y el “y si”. Tu familia y mi familia.

Lo terrible: el compromiso que nadie quiere. Lo insalvable: el aburrimiento al que nadie invita.

El quizá a partir de ahora, quizá drama, quizá crisis, quizá nubarrón, quizá huracán que arrasa con todo. Quizá reconstrucción, quizá sin ti no puedo ni quiero, es que me niego. Sin ti me niego.

El amor. Pase lo que pase. El amor, a veces, mi amor, pasa.  Y sigues solo o conmigo o con alguien que no. Pero sigues, amor. Y otro si no tú y aunque no sea el definitivo (dudo de este concepto hasta que el presente olvida futuro y pasado) que nos quiten lo besado. Y otro. Otra piel, otros ojos, otras manos.

Nunca el mismo te quiero, pero todos hemos creído/querido que fuera eterno.


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