Revista Filosofía

El amor como simbiosis

Por Occidental En Lucha @occidentaldecad

Pocas veces las relaciones sociales ni los comportamientos humanos, tal vez por propio o ajeno desconocimiento, son comparados con las propiedades de lo seres vivos y células estudiadas en la biología. El desconocimiento de dos áreas de la ciencia tan dispares entre ellas como la antropología y la biología  da lugar a una estanqueidad vaga, diría que artificiosa e inexistente, sobre un saber que no tiene fronteras ni barreras y menos las que disponen académicos universitarios para el mantenimiento de sus privilegios.

A veces las intuiciones personales sobre hechos cotidioanos abren puertas insospechadas para la compresión humana. Uno de estos conceptos casi místicos de la biología que puede ayudar a explicar fenómenos aparentemente inexplicables e incluso dar soluciones a enigmas maravillosos es la simbiosis.

El fenómeno de la simbiosis puede parecer asombroso a todo aquel que no lo conozca. La simbiosis es uno de los misterios mas increíbles de la biología como podría ser el de las partículas elementales para la física. Por la simbiosis hay seres que se atraen y se mezclan irremisiblemente en relaciones positivas y negativas, que se retroalimentan hasta grados increíbles de pura unión incluso creación de un nuevo ser.

La simbiosis es la generadora de los seres mas complejos , plantas y animales en la forma de órganos y células especializadas que viven unas de otras así como los organismos y bacterias que con sus detritus alimentan a otras o cuyos cuerpos o masa pueden servir de vehículos o armas a otras células , animales o insectos. Las posibilidades de la simbiosis son tantas que, si no infinitas, son absolutamente incontables.

Son simbiosis espectaculares el de los pulgones con las hormigas por ejemplo en las cual el pulgón al ser parecido a la fisionomía de una hormiga es ordeñado y extraído su néctar por ella que no es otra cosa que su detritus que obtiene de las plantas. Los pulgones son tratados así como "ganado" por las hormigas en la creencia de su semejanza , mantenidos y protegidos por su colonia, cuando nada tienen que ver con ella.

De la misma forma la anémona protege con sus tentáculos al pez payaso o al ermitaños sobre el que vive  pegado a su concha.

Entre los hombres las relaciones que se producen tienen mucho que ver con este comportamiento. Estas interacciones, aparentemente casuales, son las que determinan fuertes nexos de unión entre personas tanto como fundamento de la conformación de las sociedades avanzadas, que no son mas que la colaboración entre diversos especialistas siguiendo el ejemplo de  los órganos y las bacterias en el cuerpo humano, como en las relaciones mas intimas,que constituyen la forma mas idealista y duradera de unión: la del amor entre dos personas.

En los primates, según estudia la biología y la antropología temprana, las relaciones sexuales y la vinculación con el macho se produce inicialmente por el intercambio de favores. Indudablemente esa materialidad en el intercambio no solo se produce por ese factor tangible y oportunista sino también por una atracción de la hembra y el macho inicial y que esa vinculación acrecienta..La consecución de familia , la simbiosis que se produce con la progenie débil y en peligro constante con el adulto y sobre todo su madre ,que esta dispuesta a morir por ella, es uno de los casos mas asombrosos de sacrificio vital y que solo es explicable desde la perspectiva de la simbiogénesis ,la mas extrema asimilación entre seres a que da lugar la simbiosis.

La simbiogénesis es el máximo grado de integración simbiótica y más radical en el cual  las uniones desembocan en la transferencia de material genético y consecuente fusión de los simbiontes en un nuevo individuo. Este caso solo se produce entre las células mas elementales pero su lógica es aplicable sin duda a las relaciones sexuales entre machos y hembras y con mucha mayor complejidad entre hombres y mujeres.

Lo que llamamos amor no seria así mas que un comportamiento simbiótico en que el intercambio de favores mutuos  y dependencias ,a veces aparentes e incluso simbólicas, entre hombres y mujeres acabaría en el intercambio genético y una nueva progenie con características diferenciadas a los simbiontes., en una simbiogenesis.

Y bajo este nuevo enfoque, bajo este estado de cosas , bajo el paraguas de la ciencia en algo tan telúrico y mistérico como el amor , esa idea sublime que nos empaña y hace brillar el alma, ¿cual sería el amor perfecto?

Un comportamiento intencionado no da lugar a la simbiosis, esa forma natural de la misma en el sentido de intuitiva, como sucede en la anémona o en la hormiga con el pulgón. Esa simbiosis perfecta , esa simbiosis natural seria la que diera lugar al amor perfecto. Aquella en la cual el intercambio de favores se produce sin esfuerzo, sin conciencia de ello entre los participes de la relación. Un tipo de lazo así es inquebrantable. El problema es que la mayoría de las simbiosis amorosas no son mas que espejismos derivados del deseo, la pasión, la confusión o la idealización de la belleza y el comportamiento puntual de uno de los amantes.

Pero siempre nos queda el sueño de pensar encontrar una hermosa anémona, amorosa con uno y venenosa para tus enemigos, esa maravillosa y divina criatura  que haga feliz al ermitaño que vive solo en el fondo de su alma, ese alma alojada en una hermosa concha de colores, que termina agujereada por la tempestad.


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