El amor de verdad…

Mi amor hoy es verdadero porque responde, cada día más, a los anhelos de mi Alma, luego no tiene ni un tiempo ni un espacio definidos, porque ella no los necesita para amar y sentir lo que siente en su interior! Por tanto es eterno, no depende de las circunstancias de mi alrededor, ni debe ser consentido por el otro… aunque nace para ser compartido! Y es universal, pues es una actitud que abarca mi amor hacia mí mismo, al otro y a todo lo que me rodea, porque nunca puede ser exclusivo ni excluyente! Es firme, porque es la respuesta de todo mi ser, es decir, mi mente, mis emociones, mi cuerpo y mi espiritualidad! Es verdadero, porque para que brote todo lo mejor en mí, solo hay que dejar que fluya, sin esfuerzo!

Por amor soy capaz de desviar mi camino hacia la felicidad, esperando el tiempo que haga falta, que, sin duda, fortalecerá al mismo amor! Ya hace tiempo que decidí que en mi vida no sufriría más. El amor y el dolor son emociones del ser humano, pero el sufrimiento es opcional, pues no es más que la negación del uno o del otro, negando la realidad de lo que sentimos! Estoy dispuesto a amar y a sentir dolor, compartidos, porque es parte de la vida y el ser humano es capaz de encontrarle su sentido a ambos, si entiende que son parte del camino hacia la felicidad! Huir del dolor y/o del amor es negar la propia vida!

Pero también sé que el amor de verdad es algo imposible de entender con la razón y explicarlo con solo palabras! Una mirada basta para manifestar su realidad… o quizás baste sentir interiormente esas pulsaciones del corazón cuando lo presentimos cerca! No exije nada a cambio, no tiene un momento y ni un lugar para sentirlo de verdad, es simplemente una presencia o un continuo relacionarse con quien amas para siempre, sin poner nombre y apellidos a la realidad… amistad, amor a secas o fidelidad a unos sentimientos que brotan desde dentro hacia el otro, por siempre jamás! No es más que un compromiso con uno mismo, con el otro, con la vida y con la felicidad! No tiene tiempos de espera ni se acaba, se siente cuando se siente y llega a nuestra vida conmoviéndonos el corazón y dándole sentido de verdad a nuestra existencia! Tal vez por esto mismo, es un privilegio de unos pocos, los que escuchan, aceptan y viven intensamente desde el corazón…

En mi vida hay personas a las que quiero y están siempre en mi corazón, estén o no en mi día a día! Me alegro por su felicidad y me preocupa su infelicidad, aunque la acepto porque forma parte de su firme camino hacia la felicidad! En la vida no hay atajos posibles y, para aprender a vivir esa felicidad, entiendo que antes debemos ser conscientes del sentido de nuestra vida… y el sufrimiento es un sabio maestro! Uno aprende a percibir el sufrimiento de quien quiere cuando es capaz de entender que el sufrimiento propio es, precisamente, el que le ha llevado hasta aquí! Lo importante es hallar su sentido y saber que forma parte de nuestra vida… y que la soledad y las lágrimas son la mejor terapia para ser conscientes de nuestra realidad, premisa necesaria para acojer a nuestra felicidad!

En mi corazón también hay un amor de verdad, aunque hoy no se manifieste en mi vida ordinaria, pero el corazón es capaz de sentirlo igual! Provoca felicidad, aunque quizás no sea hoy compartida o no lo sea jamás, porque te hace sentir responsable, protagonista o un mero espectador de su felicidad siempre deseada y cercana, pero de la que te sientes partícipe. Si quien amas es feliz, te sientes feliz, nada más! Seguramente esa felicidad mútua y no siempre manifestada en la realidad es esa felicidad verdadera que deberíamos siempre compartir y hacer crecer entre ambos! Porque es mútua, atemporal, verdadera y, seguramente, irrepetible, pues nace y se alimenta de la individualidad única del otro y de lo que representa en nuestra propia vida, mostrándonos -como un espejo- lo que en realidad somos y sentimos en nuestro corazón! Simplemente, se siente así! El ser amado es esa persona especial a quien amamos, pase lo que pase en nuestra vida, aunque nuestro corazón aspira a sentirle siempre feliz, a desear ser protagonistas y compartir su felicidad… pero también a aceptar que, posiblemente, esa felicidad suya no siempre dependa de nosotros!

El amor verdadero es lo que sentimos por un hijo nuestro, a quien deseamos sentir siempre feliz, le ayudaremos en todo lo posible, pero admitiendo que, tal vez, su felicidad -y, por tanto la nuestra- será, precisamente, su capacidad de ser feliz por sí mismo y sin nuestra presencia! Al fin y al cabo, el amor es una opción libre y si amamos de verdad, deberemos respetar, comprender y aceptar su libertad! Aún así, el amor de verdad es perenne con aquellas personas especiales que han abierto nuestro corazón, han marcado un “antes” y un “después” en nuestra vida, aunque la vida nos haya distanciado por cualquier razón, incluso sin razón. El amor verdadero no exije presencia, aunque ésta se siente y es inútil resistirse a ella porque, de cualquier modo, uno se siente feliz, amando y amado incluso en la ausencia… aunque mantenga siempre la ilusión de que llegue ese día soñado para compartirlo día a día, por siempre jamás! ¿No es, acaso, la mejor razón para haber llegado hasta aquí y el único sentido posible para amar la vida y sentirse uno para siempre feliz?

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