El amor, el amor… ¡el amor es mágico! Logra sacar todo lo bueno de nosotros, nos ayuda a ver lo bueno en nosotros mismos, en nuestra pareja, en las demás personas, en algunas cosas e incluso circunstancias. Es como si fuera una especie de funda protectora, que te permite aventarte al vacío, y además, disfrutarlo.
¿No sería increíble poder conseguir “amor” a la vuelta de la esquina? Como en las películas: conoces tu príncipe azul y te casas al instante; te puedes enamorar y convencerte de pasar tu vida al lado de una persona que conociste en el fin de semana. ¿Por qué es tan sencillo en las películas? ¿Cómo puedo encontrar al amor de mi vida en un abrir y cerrar de ojos?
La realidad es que no vivimos en un cuento ni en una película; el amor no es artículo que podemos encontrar ni moldear a lo que queremos o buscamos. El amor ni siquiera es una entidad propia, no existe por sí misma: somos nosotros quienes le damos vida a través de nuestras acciones. A veces nos quedamos con una idea del amor incorrecta, o más bien, idealizada. Y es que, hay que decirlo, la mercadotecnia, películas, cuentos, historias, telenovelas; entre otros, han contribuido para que concibamos al amor de una forma increíblemente idealizada
¿Qué pasa al toparnos con la realidad? Bueno, es cierto que la etapa del enamoramiento es hermosa; sin embargo, es eso: es sólo una etapa. Cuando dejamos de estar enamorados (existen estudios que científicamente comprueban el funcionamiento, temporalidad y estado de un cerebro enamorado) el reto consiste en permanecer con la persona “amada” sin vendas en los ojos, sin fundas protectoras; sin nada. Prácticamente se trata de continuar sin más idealizaciones con nuestra pareja.
Idealizar a una persona significa atribuirle características que no existen en la realidad. En este caso, sería creer que el amor es como en las películas: buscar un hombre o una mujer de la cual nos enamoremos en una tarde o dos días, el amor entre dos mundos opuestos, esperar que el otro cambie sólo por nosotros, confiar en que un beso de amor verdadero puede arreglarlo TODO. Estamos tan invadidos de este tipo de cosas que a veces esperamos demasiado de los demás.
No se trata de que el otro haga algo por nosotros, o que no nos podamos enamorar de una persona en poco tiempo; sino que es recomendable no estar a la expectativa de ello. A veces nos encerramos tanto en un “amor idealizado” que nuestras expectativas son demasiado altas, y una caída de tan alto, suele ser dolorosa, además de que es probable que deje cicatrices.
No hay que confundir, es muy bueno saber qué queremos e identificar a la perfección aquello que no queremos en una pareja. La importancia radica en que estas características sean probables y además reales, sin manipular ni engrandecerlas: hay que evitar a toda costa, idealizar la idea del amor y de la pareja.Permitamos disfrutar y vivir un amor, que si bien no es como en las historias de los cuentos y películas, podría llegar a ser mucho mejor. Hay que darnos la oportunidad de conocer a la otra persona, de no poner tantas expectativas irreales en ella. ¿Quién sabe? Podría llegar a ser sorprendente lo que tenga para ofrecernos.
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