Revista Educación

El amor está en la consulta (2)

Por Ter0n

Recientemente publiqué una entrada donde hablaba del típico caso de abuela que te tira los tejos. En aquel momento no tenía presente el anuncio de MeeticAffinity, una web especializada en citas que usa un algoritmo para seleccionar parejas en base a sus características psicológicas (a saber si cuentan con las inevitables mentiras que se usan en Internet). Discutiendo con mi tutor de la residencia sobre el caso, se nos ocurrió una posibilidad que entonces no habíamos tenido en cuenta: La medicina como profesión de éxito y prestigio.
En algunos países como EEUU ser médico implica pertenecer a la clase alta, por eso en las pelis de Antonia 3 el " chico bueno" suele ser médico. Aquí en España tenemos la suerte de no tener demasiado paro, un lujo para los tiempos que corren. Además, debido a libros y series de televisión la carrera se ha convertido en una profesión de moda donde sólo la gente más cualificada es capaz de entrar.
Todo en la vida tiene una fecha. Como en el vídeo de publicidad de dicha web, cada rango de edades suele ir compaginado de una serie de inquietudes. Cuando eres joven los argumentos de las pelis románticas son válidos, el amor es lo importante, contigo pan y cebolla, etc. Luego en la vida te van surgiendo cosas que pueden hacer que tu pirámide de Maslow vaya variando. Empiezas a buscar cierta seguridad económica, valoras el calor y la atención de tu pareja frente a la belleza física, sabes que las diferencias en niveles culturales pueden suponer un lastre en las conversaciones, etc. Por eso, como dice un amigo, "todas las abuelas nos piropean y las nietas nos echan a los perros".
Una cosa buena de ser médico es que pierdes un poco la vergüenza para tratar con los demás. De hecho, desde que empecé la residencia de familia soy capaz hasta de hablar con completos desconocidos en el autobús, si la cosa se tercia. Las dependientas de un par de comercios que frecuento me hacen bromas y comentarios sobre el tiempo (cuando las conocí, una de ellas prácticamente me miraba con recelo cuando me tocaba en su caja). Día a día me considero más capaz de lograr la suficiente empatía con el prójimo como para lograr una mínima relación cordial de entrada. Eso sí, como dice otro buen amigo: "que quiera ser tu amiga no significa que quiera ser algo más".
Y vosotros, ¿Habéis ligado alguna vez por ser médico? ¿Creéis que vuestra profesión os ha ayudado con las relaciones sociales y/o amorosas? ¿Cuántas veces te han pedido en matrimonio en la consulta? ¿Qué piensas sobre este tema?

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