-"Oye, ¿tan joven y ya has terminado la carrera?"
-Tanto como joven, cumplo 26 el mes que viene y sí, soy médico. ¿Por? -Comenté de forma quizás un poco seca.
-No te lo tomes a mal. Es que mi hija está soltera. Y como ya éste (señala al Draenei Chamán) está casado y todo... pues eso. Que "las otras" dicen que en esta consulta hay un médico joven y guapo. A ver si viene mi hija un día y te conoce.
Esta conversación, convenientemente modificada para no revelar las palabras exactas, no resulta especialmente rara en atención primaria. La empatía con el paciente es algo fundamental. A veces casi desde el primer momento conseguimos que el paciente conecte con nosotros. En otras, simplemente no somos el médico adecuado para ese paciente.
Esa empatía o afinidad resulta muy importante en el trato día a día. A veces los médicos tenemos que hablar sobre temas "delicados" que, si no tenemos la confianza suficiente, se nos pueden pasar por alto. Puede ser una pelea familiar, que a la paciente le deje el marido, problemas económicos, la hija adolescente, etc.
Se debe tener mucho cuidado con este tipo de relaciones. A veces son los propios usuarios quienes tratan de atravesar la débil línea que separa la relación profesional de la personal. Resulta hasta refrescante que un paciente te traiga un poema como agradecimiento tras una mañana movidita. De vez en cuando hay quien viene con algún producto de su huerta en gratitud por el trato recibido. El acabose llega con los piropos, nada velados, hacia su médico. Más cuando es alguien alto, delgado y joven como mi tutor. No hace falta ser Patrick Dempsey para recibir lisonjas, aunque sería interesante ver en cuánto tiempo se le llenaba el cupo si pasara consulta.
Lo cierto es que hacía ya un tiempo que una paciente no me trataba de "liar" de forma explícita con su hija. Concretamente, hablamos de cuando estaba en la consulta del "doctor Marañón", hace unos años. Este tipo de cosas elevan la moral un poco tras una racha de malas guardias, o durante los típicos bajones que todos los residentes sufrimos a lo largo de nuestra formación por culpa del trabajo acumulado.
Eso sí, mirándolo ahora un poco en retrospectiva, sí que es cierto que últimamente nos vienen más pacientes jóvenes a la consulta. Tanto de acompañantes, como sustituyendo a la "abuela" para actualizar la tarjeta. Debe ser que se está acabando el verano, cada día es más corto y se empieza a sentir la soledad propia del frío. Esta noche saqué las mantas.
Winter is coming...
PD: A saber la edad que tendría la hija para que también estuviera en edad de casarse con mi tutor...