Es inevitable escuchar en consulta a muchas personas hablando de sus deseos, de todo tipo, materiales, profesionales, amorosos, pero también es inevitable averiguar, rápido, quiénes serán capaces de ir a por ellos y quiénes desistirán al primer fracaso.
Pasa lo mismo en las relaciones de pareja. Incansables trotamundos de lugares, redes sociales y grupos variopintos con la única obsesión de calmar su vacío emocional, ignorando que nada ni nadie podrá colmar su insatisfacción personal. Pese a ser un tema que se repite hasta la saciedad (en artículos, libros, entrevistas y películas), parece ser que nadie ve la paja en su ojo, pero sí en el ajeno.
La carencia de aquello que se desea o que crees que te falta para ser feliz, se convierte en una trampa mortal; idealizamos lo que no tenemos, lo magnificamos, lo potenciamos, y lo sentimos como una necesidad tan imperiosa, que nos creemos que sin ello no somos nada y que, consiguiéndolo, seremos felices. Sublimar ese amor hecho a medida que nos conducirá a saciar nuestra soledad y a recibir ese amor que deseamos, nos convertirá en una persona que proyectará en el otro/a aquello que cree que le falta, pero la realidad es que aquella persona no las posee.
Buscar a la persona ideal se convierte en una batalla perdida antes de comenzarla. Esa idealización solo existe en la cabeza de la persona carente, y por este motivo proyecta en la posible pareja actitudes, características, comportamientos y sentimientos con los que cree que obtendrá la felicidad que está buscando.
Otra de las típicas situaciones carenciales consiste en proyectar escenarios en los que supuestamente se obtendría toda la felicidad ahora ausente. Ocurre cuando nos invade la insatisfacción, sea por falta de ilusión en el trabajo, por tener una relación instalada en demasiadas rutinas, o por una especie de sinsentido generalizado por falta de pasión vital. Así es como surgen l@s buscad@res incansables de pareja, grandes enamoradiz@s, seduct@res coleccionistas de fracasos, lo@s que van de abandono en abandono, l@s que huyen ante cualquier compromiso…..
Pero, a veces, llega un día en que ese amor perfecto llega a tu vida, y entonces te enfrentas con la realidad. Una realidad llena de compromiso, responsabilidad, rutina, situaciones positivas y otras negativas, a veces, aburrimiento o monotonía, otras veces concesiones o, a lo peor, cesiones…. y entonces vuelves a echar en falta aquello que creías que era lo ideal. Ya no sueñas, te angustias, idealizas, proyectas, sueñas con encontrar la felicidad, porque se supone que escogiste y que ya la tienes.
En definitiva, buscas algo que llene tu existencia vacía, con carencias y sin pasión vital, y eso no existe, eso, aunque te cueste creerlo sólo puedes dártelo tu, pero como ni quieres ni sabes verlo, sigues buscando…. sigues coleccionando fracasos y sigues huyendo de cualquier pareja que, con suerte, pueda enamorarse de ti.