Revista Sexo

El amor platónico de emi abbott

Por Rocastrillo @roabremeloya

.Pasaba muchas horas del día envuelta en él: pensando, soñando e imaginando fantasías a su lado...

   Emi Abbott tiene un amor platónico desde hace mucho tiempo. En sus sueños, pensamientos y fantasías, él es El Principito y ella, la rosa de su planeta. Lo conoció antes que a El Polaco  EL DESPERTAR SEXUAL DE EMI ABBOTT  y, según suele decir, se trata del hombre que le despertó su instinto sexual. Ocurrió una de las primeras veces que lo vio. Estaban bailando en una discoteca de moda y él, repentinamente, la abrazó y le lamió la cara como si se tratara de un animal con su cría. La soltó en silencio nada más culminar su primitivo acercamiento, y Emi salió corriendo a buscar a su amigaWynie Smith para revelarle el acontecimiento. Ésta, mujer racional, de ideas claras y pies en la tierra, estaba en esos momentos ocupada en otros menesteres y apenas le prestó atención al asunto.

                                            

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    -¿Que te ha lamido la cara ese tonto? ¿Y por eso estás contenta? ¡Qué asco!, se limitó a exclamar con un gesto que ilustraba sus palabras.

   -Me ha despertado el instinto sexual, le contestó Emi como si le estuviera dandouna primicia informativa mundial. Pretendía que su amiga dejara de coquetear con unos y otros y la escuchara.

    -¿Ahora?, inquirió Wynie con gesto despectivo.

    Emi no le contestó. Salió corriendo en dirección a la pista de baile -donde aún permanecía El Principito- y se colocó a su lado. Ni le habló ni la miró. Indiferencia total. “Timidez”, quiso pensar ella. Siguió en el mismo lugar, casi rozándolo, mirándolo, y él también continuó sin inmutarse, como si la mujer a la que acababa de lamer el rostro no estuviera allí...

    Nada más sucedió entre ellos aquella nocheEl Principito se marchó con un amigo y un lacónico “hasta la próxima”. Y Emi, su cuerpo arrastrado por la música y su mente por el delirio, empezó a fraguar la historia de un gran amor. Un amor quesolo existía en su imaginación. Un auténtico amor platónico.

    El Principito trabajaba como relaciones públicas en un local próximo a la discoteca donde sucedió el acontecimiento relatado. Era alto, delgado, pelo rizado y rubio, pequeños ojos azules, frente estrecha y nariz prominente. Emi decía de él que era guapísimo. O, al menos, así lo veía ella o lo había construido en su mente. Desde que lo conoció pasaba muchas horas del día envuelta en él: pensando en él, soñando con él, imaginando fantasías a su lado e, incluso, hablando de él. Tanto, que llegó acansar a sus amigas. Además de la conversación monotemática, Wynie y Kattypensaban que El Principito era un individuo vulgar y sin ningún atractivo físico. “Estonto sin remisión”, decía Katty. "Seguro: frente pequeña, inteligencia ídem”, corroboraba Wynie. La única que lo soportaba un poco era Olivia. “Es un muchacho simpático, no sé por qué le tenéis tanta manía”, indicaba.

    Lo cierto es que Emi ya había empezado a montar los cimientos del castillo -o mejor dicho- del planeta que estaba construyendo para él en el otro mundo,. Un mundo imaginario a los ojos de todos, pero tan evidente y auténtico para ella que empezó a vivir más tiempo en éste que en el real, dándole, de hecho, apariencia de realidad. Pasaron los días y los meses. Emi continuó inmersa en su papel de rosa del planeta de su Principito y viviendo un amor que únicamente vivía en sus pensamientos. Cuando menos se lo esperaba, el destino le puso a El Polaco enfrente y junto a él conoció un amor real, intenso y carnal. No obstante, El Principito estaba allí, seguía incrustado en un lugar recóndito de su ser y a veces aparecía en sus conversaciones... Y justo en esos instantes, su amiga Wynie soltaba una frase que llegó a hacerse mítica en el grupo: “El Principito existe, pese a El Polaco y su vaso de cubata...”  ¿EL TAMAÑO IMPORTA?

      El paso del tiempo ha revestido la frase con categoría de certera. De hecho, Emisostiene que el amor platónico es, por definición, indefinido, y El Principito sigue campando a sus anchas por el planeta que Emi ha creado para él. Entre ellos se han sucedido los encuentros reales, sin que ninguno haya servido para quitarle el calificativo de platónico al amor que Emi continúa sintiendo, pero eso os lo contaré mañana...


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