¿Habéis visto esa película? Es, sin duda, una de nuestras favoritas... Dirigida y protagonizada en 1996 por Barbra Streisand y un Jeff Bridges en su mejor momento, la cinta narra el peculiar matrimonio acordado entre una pareja en la que deciden prescindir del sexo, y basar su relación en el intelecto y la cordialidad... Os imaginareis, si no la habéis visto, que los tentáculos del amor y del deseo comienzan a inundarlo todo poco a poco, aunque no desvelamos más para no hacer "spoiler", como dicen ahora... Sin embargo, una parte que nos encantó de la cinta fue ver cómo la decoración formaba parte del reparto, cual personaje más. Rose, que así se llama la protagonista, se traslada a vivir a casa de Gregory, su marido. El piso, en Nueva York por cierto, es de lo más masculino y aséptico, y allí que llega ella con sus encajes, sus porcelanas, sus flores... detalles llenos de coquetería y feminidad que, día a día, y a poquito, va introduciendo en el apartamento, en la misma medida en la que los sentimientos románticos se despiertan en la pareja. Es muy curioso ver cómo el escenario va cambiando y evolucionando hasta una perfecta simbiosis entre el estilo decorativo de cada uno... No recordamos si entre las pertenencias de Rose habría algún cojín en forma de corazón..., pero no nos extrañaría lo más mínimo. Y ya que estamos en San Valentín, qué menos que hacerle un pequeño homenaje al elemento más achuchable y amoroso de la decoración...
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