Cuántas veces nos hemos preguntado, si realmente existe el amor verdadero. ¿Existe? Y si es así, ¿estamos preparados para tirar todas y cada una de las armaduras? Y si tenemos el valor de tirarnos al vacío del “amor loco”, ¿será correspondido?
Cupido, el mayor asesino
En la historia del ser humano, manipalada muchas veces, demasiadas; nos han contado de dónde venimos, qué hacemos aquí…y un largo etcétera. También nos han dicho quiénes son los malos y buenos en esta vida. Pues bien, creo que ha cupido se le ha tratado demasiado bien y con muchas ganancias a su favor, aún por todo lo “mal que lo ha hecho” en numerables ocasiones. Millones de corazones rotos, desangrados, malheridos… y por todo eso y más, se le sigue mostrando pleitesia. O puede ser, que Cupido al igual que Dios y el “Santo Grial”, esté dentro de nosotros y no allí fuera. O tal vez, todo es un gran montaje de los mejores directores de esta película llamada vida. ¿Por qué tanto dolor por amar? ¿Por qué tantos fracasos anhelando y luchando por esas victorias del corazón?
El amor igual que casi todo lo que buscamos fuera y en su mayoría no encontramos, está dentro de ti y de mi. De cada uno de nosotros. Dios también. Eres divinidad. Eres amor.
El amor es llorar, tropezar y caer. Y también es, volverte a ilusionar, volver a creer en ti, en tu prójimo y en la vida.
El amor puro, solo se hallará en la verdad pura. Aquella en la que empieza por ser sincero con uno mismo, quererse y respetarse. Por dar sin pedir nada. Por ofrecer todo sin miedo al dolor.
La verdad es que hablar o intentar definir el amor, es una utopía. Seguro que estoy más cerca de mentir que de decir la verdad, ya que cuando intentas definir algo infinito con tan solo palabras, éstas son efímeras. Igual que ese amor que vino y se fue. ¿O puede que eso no fuera amor? Puede que solo fuera un engaño más de nuestra mente. Rellenando unos vacíos existenciales y de necesidad.
Pero lo que si tengo claro, es que el amor llega cuando te amas a ti mismo. Cuando vives sin cadenas ni armaduras como “protección” hacia el amor. Cuando estás en paz contigo mismo. Cuando eres consciente de que respiras y el aire que recorre tu cuerpo, se llena de luz. Y es en ese preciso instante, cuando menos lo esperas y sin buscarlo, es cuando te das cuenta, que ese, sin decir nada, sin hacer ruido; como la más bella “casualidad”, ese es el amor. Ese amor que te desnuda el alma. Ese amor del cuál es imposible definir con palabras. Ese amor verdadero.
“El amor es mirarse y admirarse el alma, a través de las ventanas de los ojos. A través del corazón limpio de las miradas.” R.Amo
Te amo.