Uno de los más bellos y mejor conservados teatros de la antiguedad clásica es el de Epidauro (Grecia), y con todo el mérito uno de los más famosos, aunque de Epidauro cabe destacar cosas que resultarían mucho más interesantes a mis ojos: en pleno Peloponeso era una ciudad-hospital, encomendada a la devoción y custodia del dios de la Medicina Asklepio.
A Epidauro acudían enfermos de toda Grecia con la intención de permanecer en el templo, dormir cuantas noches fueran necesarias desde la esperanza de sanar a través de la intercesión del dios.
Con las palabras la mente tiene alasAristófanes (Las aves)
Mientras, la ciudad ofrecía todo tipo de servicios a sus familiares: desde el necesario hospedaje hasta numerosas actividades de ocio: gimnasios, estadios, anfiteatro, etc...