Santa Dulce de Souza Brito Lopes, virgen fundadora. 13 de marzo y 13 de agosto.
María Rita de Sousa Brito Lopes Pontes nació el 26 de mayo de 1914 en Salvador en Bahía, Brasil. Fue hija de Augusto Lopes y Dulce María de Souza. Fue una niña piadosa y muy dada a la caridad. Su madre murió cuando tenía 6 años y comenzó a ser educada por una tía suya, mujer muy piadosa y caritativa, a quien acompañaba a sus obras de caridad. Con 13 años de edad hizo un voto de servir a Cristo en los pobres, y ya a esa edad comenzó un activo apostolado entre los pobres y enfermos.Estudió Magisterio por decisión de su padre, quien no veía con buenos ojos que fuera religiosa, mas al final cedió. Al graduarse en 1933 tomó el hábito de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, en el noviciado de São Cristóvão, en el estado de Sergipe. Tomó el nombre religioso de Dulce, como su madre. Una vez que hizo sus votos comenzó su labor de maestra en una escuela para pobres en Salvador.
En 1936 sintió la llamada divina para dedicarse a la atención del mundo obrero. Junto al padre franciscano Hildebrand Kruthaup, fundó el “Sindicato de Trabajadores San Francisco”, para los obreros del Estado de Bahía, dedicada a la asistencia social y religiosa de los mismos. Se les daba asistencia médica y legal, se cuidaba y educaba a los niños, se impartía catecismo y educación profesional a las muchachas. En 1939 abrió una escuela para los niños pobres de “Ilha dos ratos”, un lugar pobrísimo. Con un niño atacado por fiebres y una anciana cancerígena comenzó su obra hospitalaria, en un destartalado antiguo mercado de pescado, solo confiando en la Providencia Divina. Cuando los enfermos llegaron a más de 50 las monjas de su convento convirtieron un galpón en un mejor hospital. Sería la base del hospital de San Antonio, el cual sería en su momento el mejor hospital del nordeste de Brasil y donde hoy son atendidas hasta 3000 personas en un día.
Con su “Obra Benéfica de la Hermana Dulce” amplió su apostolado a los prisioneros y sus familias. Preparó a cientos de presos para reconciliarse con Dios y acercarlos a la Eucaristía. Obreros, niños, enfermos, mujeres de mala vida, a todos llegó su acción apostólica y benéfica.
Como suele suceder, las principales contradicciones le vinieron de la propia Iglesia. Su obispo la reconvino por enseñar catequesis a obreros sin camisa, o ir sola por barrios de dudosa reputación. Tuvo problemas con su superiora, quien le recriminó su activismo social, diciéndole que descuidaba la vida interior, cosa absolutamente errónea, pues la Hermana Dulce tenía una profunda vida interior de oración y penitencia. De 1965 a 1975 tuvo que sufrir el ser relevada de numerosas obligaciones dentro de su Congregación, y casi estuvo a punto de ser expulsada.
En 1980 el papa Juan Pablo II la conoció personalmente, la bendijo y delante de todos sus enemigos le animó a insistir en su obra de labor social. En 1988 fue nominada al Premio Nobel de la Paz. En 1991 el papa la volvió a visitar, ya esta vez en su lecho de enferma, e igualmente estuvo muy cariñoso con ella y le bendijo.
Finalmente murió la buena madre “el Ángel de Bahía”, como se le conoce, el 13 de marzo de 1992. Fue sepultada en la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, pero el 26 de mayo de 2000, su cuerpo fue trasladado a la capilla de su amado hospital de San Antonio. Finalmente fue trasladada el 9 de junio de 2010 a la iglesia de la Inmaculada Concepción, en Salvador, Bahía, comprobándose la incorrupción de su cuerpo. Fue beatificada el 22 de mayo de 2011 y canonizada el 13 de octubre de 2019. La Iglesia Anglicana de Brasil la ha incluido en su calendario litúrgico.
A 13 de marzo además se recuerda a:
Santa Eufrasia,
virgen carmelita
San Pient de Poitiers, obispo