El 15 de febrero de 1910 Varsovia fue testigo del primer aliento de una pequeña llamada Irena Sendler. Creció la infante, sin muchas peculiaridades, nutrida de una educación basada en el amor hacia todos los seres humanos. Se convirtió en enfermera y trabajadora social, en su afán por asistir a los necesitados, sin pensar que en un día el mundo entero la bautizaría como "El Ángel de Varsovia".
Horrorizada por el Holocausto y el genocidio que se cometía, asesinando, incluso, a millones de niños de las maneras más despiadadas, usándolos para los experimentos desquiciados de los desalmados nazis, Irena no pudo quedarse cruzada de brazos.
Sin importar el riesgo que suponía para su propia vida encontró las más disímiles formas de salvar a todos los niños que pudo de la muerte atroz que le aguardaba en las garras afiladas de los monstruos nazistas. Los transportaba en ambulancias, disfrazándolos como pacientes no judíos graves, en bolsas de basura y hasta en ataúdes.
Finalmente fue descubierta, encarcelada, ella era la única que conocía y conservaba una lista con la identidad de los niños y sus nuevas familias sometida a las más crueles torturas, nunca reveló ni un solo nombre y logró escapar gracias a un soldado que la apuntó en la lista de los ya ejecutados. Libre y bajo un nombre falso Irena continuó su angelical labor salvando a los pequeños judíos. Para el fin de la pesadilla la valiente enfermera había salvado de un destino horroroso a 2500 infantes.
En 2007 fue considerada como candidata al Premio Nobel de la Paz y aunque finalmente no le fue concedido fue reconocida como ciudadana honorífica de Israel , "Justa entre las naciones" y nombrada " Dama de la Orden del Águila Blanca", la más alta distinción civil de Polonia.
A pesar de su noble labor, la historia de Irena Sendler estuvo sumida en el olvido por casi medio siglo,
y su nombre era apenas conocido por unos pocos historiadores en su país, debido al oscurantismo comunista que reescribió la historia, dejándola fuera de los libros. Ella nunca le habló a nadie de su trabajo durante la II Guerra Mundial, según narran sus biógrafos, era extremadamente discreta, se limitaba a cumplir con su deber y no anhelaba fama ni reconocimiento.Su historia vuelve a la luz, en 1999, gracias a un grupo de estudiantes estadounidenses, que mientras realizaban un trabajo sobre el Holocausto, dieron con el nombre de Irena Sendler y descubrieron impresionados sus hazañas. Su vida fue llevada al cine en un filme titulado "The courageous heart of Irena Sendler". Irena toma su último aliento el 12 de mayo de 2008 en su amada Varsovia.
La madre de los niños del Holocausto, como la nombraron muchos, detestaba ser llamada heroína y expresaba con fervor y pureza:
" La razón por la cual rescaté a esos niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad".
" Esos actos fueron una justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la gloria".