Título: El ángel negro.Autora: Laura HigueraEditorial: Ediciones B, 2017.Páginas: 338
SINOPSIS.
Madrid, 2016. Un hombre es asesinado en el Museo del Prado. El cadáver, salvajemente mutilado, yace en la sala de las «pinturas negras» de Goya, y una cuchillada furiosa atraviesa de arriba abajo el lienzo Saturno devorando a su hijo, una de las obras maestras de la colección. La policía se enfrenta a un caso complicado y de enorme repercusión mediática.
Venecia, 1873. Durante una fiesta en un palazzo del Gran Canal, una misteriosa joven llamada Alessandra Abad oye hablar por primera vez de catorce extrañas pinturas halladas en las paredes de la Quinta del Sordo, realizadas por un Goya enloquecido, y de los esfuerzos de un experto del Prado por extraerlas de los muros mediante la técnica del strappo...
Así arranca este thriller en dos tiempos, entre la actualidad y un pasado olvidado, en el que el inspector Bernardo Vera y la experta en arte Ada Adler emprenderán, juntos, una investigación en la que irán tropezando una y otra vez con la leyenda de un lienzo enigmático y oculto, el inquietante retrato de una figura oscura y alada...
IMPRESIÓN PERSONAL.
Esta novela me atrajo a primera vista. Su portada con esa especie de fraile delante del Museo del Prado con esas tonalidades oscuras, el título y desde luego, su sinopsis fueron como un imán para mi. No obstante, como pasa en muchas ocasiones, no me he encontrado con aquello que esperaba lo cual no quiere decir que sea una mala obra, simplemente, que su estilo o su desarrollo no es para mi. Intentaré explicar por qué habida cuenta de que otros muchos lectores disfrutarán muchísimo de esta novela.
Quinta del Sordo
No soy partidaria de los excesos. Me encantan los términos medios, los grises entre blancos y negros y con esta novela me he encontrado con una obra excesivamente documentada y lo excesivo suele ser igual de perjudicial como lo excesivamente escaso. Me han resultado excesivas las descripciones de los detalles, las comidas, los restaurantes, las calles y edificios, el aspecto físico de los personajes cada vez que aparecen. Hasta que llega el dialogo entre ellos, bastante escaso y lento, me he despistado completamente del hilo de la trama en el que la autora pretendía que estuviera. Me he perdido muchas veces entre descripciones previas llenas de circunloquios y rodeos y he tenido que volver atrás para recordar en que lugar de la historia me quería colocar la autora porque cuando he llegado al dialogo o a lo importante para seguir la historia del párrafo, ya no sabía de que iba.A mi me ha parecido que no hay apenas trama, mejor dicho, la trama no se desarrolla. Un asesinato en un museo, un policía y una especie de experta en pintura te indican que se inicia una investigación, pero realmente, pasan más de cien páginas y aún no se ha levantado el cadáver. No hay investigación como tal ni equipo investigador, ni resultados de la investigación de los que se nos informe. Todo se basa en la relación personal que entabla Bernando Vera y Ada Adler, los dos protagonistas indiscutibles de la novela en el tiempo actual en Madrid. La parte veneciana me ha resultado aún más confusa porque en unas ocasiones nos remonta al siglo XIX en el que conocemos por encima a Alejandra Abad, que fue asesinada en París; pero también aparece Venecia en el tiempo actual con Darío Andrónico, un coleccionista de arte perverso, que además tiene en Madrid un antiguo Palacio, la Casa del Marqués, actual embajada italiana. La verdad es que yo personalmente me he liado con los saltos temporales, seguramente porque no era capaz de hacerme con la trama de la novela.
Tampoco me han atraído los personajes. Me han resultado muy planos y no he sido capaz de profundizar en ninguno de ellos más allá de las numerosas descripciones físicas. Sólo al final de la novela conoceremos algunos aspectos privados de la vida de Bernardo y de la propia Ada Adler. El resto ha pasado sin pena ni gloria ante mis ojos sin saber muy bien como son o como fueron para poder entenderlos algo más.
Me ha gustado, sin embargo, que gracias a esta novela he indagado mucho más sobre la vida y la obra de Goya y he conocido muchas cuestiones que desconocía y que la novela recrea, ya digo, con gran profusión ya que la autora se ha documentado muchísimo sobre la vida y obra del pintor.
En definitiva, una novela que no ha sido lo que esperaba en función de lo que me inspiraba su sinopsis. Lo cual no quiere decir en absoluto que no pueda gustar a otros lectores que disfruten más que yo de novelas profusamente documentadas y de desarrollo impreciso en la trama.